Francisco


[Nota previa: Hay gente que no se fija en la firma. Este artículo no es de plazaeme, que no suscribe ni una sola coma del mismo]

Francisco

Hay un trabajo académico titulado: Dangerous Machinery: «Conspiracy Theorist» as a Transpersonal Strategy of Exclusion. Los autores son Ginna Husting y Martin Orr, ambos de Boise State University. No promete ser fuente de lectura apasionada. No lo he leído ni pienso leerlo. Citaré su breve abstract para que nos hagamos cargo de qué va. Dice así:

“In a culture of fear, we should expect the rise of new mechanisms of social control to deflect distrust, anxiety, and threat. Relying on the analysis of popular and academic texts, we examine one such mechanism, the label conspiracy theory, and explore how it works in public discourse to «go meta» by sidestepping the examination of evidence. Our findings suggest that authors use the conspiracy theorist label as (1) a routinized strategy of exclusion; (2) a reframing mechanism that deflects questions or concerns about power, corruption, and motive; and (3) an attack upon the personhood and competence of the questioner. This label becomes dangerous machinery at the transpersonal levels of media and academic discourse, symbolically stripping the claimant of the status of reasonable interlocutor—often to avoid the need to account for one’s own action or speech. We argue that this and similar mechanisms simultaneously control the flow of information and symbolically demobilize certain voices and issues in public discourse.”

Todo lo cual es un poquito lenguaje de Polonius para significar lo que ya sospechamos. A saber, que conspiracy theorist es una muletilla de la vagancia intelectual en todos los terrenos para escaquearse del escrutinio y análisis de las cosas. Es un resoplido de desdén, y apenas nada más. Aspecto particularmente cómico de ese reflejo es la suposición infantil de que las conspiraciones son insostenibles más allá de un reducidísimo número de personas, debido al impulso humano irresistible de irse de la lengua. Bien. Una de las primeras cosas que le fueron reveladas a Truman cuando llegó a la presidencia de EEUU, tras la muerte de Roosevelt en 1945, fue la existencia del Proyecto Manhattan y sus frutos. El proyecto había comenzado 6 años atrás y empleaba a unas 130 000 personas. Truman no sabía nada del asunto, ni supo nada del asunto durante sus 82 días como vicepresidente.

La operación Gladio empezó poco después del final de la segunda guerra mundial. Utilizó (y sigue utilizando) a miles de personas en muchos países, y de sus actividades solo se destapó la proverbial punta del iceberg tras unas revelaciones del PM italiano Giulio Andreotti en 1991, seguidas de otras por uno de los operarios de base, Vicenzo Vinciguerra, y de la subsiguiente investigación por parte del Senado italiano, cuyo informe en el año 2000 indicaba explícitamente que “esas masacres, esas bombas, esas actividades militares [de los años 60-80, los llamados ‘años de plomo’] fueron organizadas o promovidas o apoyadas por individuos dentro de las instituciones del Estado italiano, y, como se descubrió más tarde, por individuos vinculados a las estructuras de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.” Daniele Ganser y otros investigadores independientes han seguido hurgando en el asunto. En uno de los interrogatorios de la investigación oficial italiana, uno de los ex miembros del servicio secreto puntualizó que el lugar de los bombardeos se elegía para producir el mayor número posible de víctimas entre mujeres y niños, ya que estas víctimas eran las más útiles en el descrédito de los comunistas a quienes se acusaba de las masacres (para suscitar rechazo en las urnas).

En general, como señala Chris Floyd en este breve resumen de 2005 –que puede servir de trampolín de partida al hurgador solícito en estos asuntos– la vieja frase latina “cui bono”, aunque dista de ser infalible, sigue siendo la brújula inicial más útil en la búsqueda de agencia. http://www.globalresearch.ca/articles/FLO502B.html

Agrego yo que el cui bono es particularmente útil como herramienta de descarte, cuando la respuesta que provoca es tan negativa que hace emerger el Absurdo, como uno de esos muñecos-payaso que salta de una caja con resorte para hacer reír a los niños. Por ejemplo: ¿qué beneficio pensaban sacar “i comunisti italiani” con la masacre de ochenta y tantas personas en la estación de Bolonia? Por otra parte, la identidad del acusado inicial y la celeridad con que se le identifica, es un potente indicio para determinar quién o qué saldría ganando SI la acusación logra plantar raíces.

La naturaleza de la mayoría de las grandes operaciones de Terror de las últimas décadas, sobre todo desde 2001, es tal que solo adquieren sentido racional como mecanismos de acusación falsa. La más espectacular de ellas, el 11-S, ha sido fructífera en el cambio que ha justificado, no solo en las orgías destructivas y claramente criminales por el extranjero, sino también en el afianzamiento del estado policial dentro del país. Hace unos años dediqué algunos cientos de horas de mi vigilante y obsesivo intelecto a investigar aquella operación, sobre todo uno de sus aspectos más investigables: el derrumbe de las 3 torres. Lo hice con ayuda de un buen número de ingenieros, arquitectos, físicos, químicos, razonadores, filósofos, todos ellos gente perfectamente serena y lúcida, y con la contemplación de una gran cantidad videos del espectáculo, que desafortunadamente para los perpetradores, no pueden ser eliminados. Estoy total y absolutamente convencido de que los edificios, los tres, fueron demolidos, y que su pulverización explosiva, simétrica, en casi perfecta verticalidad y a velocidad cercana a la caída libre, tal como se observa en docenas de videos, es una imposibilidad física de primer orden. Con lo cual el resto de la historia, del cuento chino, se derrumba con ellos. Por lo demás, el resto de la historia, si se examina, es de por sí payasa, absurda y chapucera hasta un punto igualmente asombroso, y el hecho de que sea aceptada por tanta gente solo se explica por un nivel colosal de estupor o hipnosis colectiva.

En las catacumbas de todos los estados existen innumerables organizaciones que trabajan a pleno empleo en al confección y ejecución de “conspiraciones”, muchas de las cuales son desconocidas o extremadamente nebulosas (aposta) para los líderes oficiales del aparat. Cuanto más grande el estado, más numerosas y recónditas son estas organizaciones, y más densa es la tiniebla que las envuelve y las aísla. El éxito de sus actividades (indiscutiblemente conspiratorias) se ve confirmado por la simple observación de que la inmensa mayoría de ellas no llegan nunca a nuestros oídos, a menos que supongamos que esas gentes se pasan el día durmiendo para justificar su empleo.

Francisco

El ataque al nombre Benito en Galicia es ilustrativo de la increíble chapucería y mala fe de los legisladores lingüísticos. Hará unos 15 años me enteré por mi madre de que Benito en Galicia había sido o estaba siendo transformado a marchas forzadas en Bieito a efectos oficiales (todo lo que tuviera que ver con el nombre del santo, por ejemplo). Como no me explicaba esa metamorfosis (ni siquiera conocía el nombre de Bieito) y como Benito es, y sobre todo fue, un nombre muy común en Galicia durante siglos, me pareció raro. Me pareció raro porque la etimología de Benito parece ya de entrada bastante clara y perfectamente posible también en gallego: Benedictus > Bendito > Benito. Y por supuesto “ben dito” conserva además intacto en gallego el significado original de bene dictus, bien dicho.

Decidí que investigaría el asunto, pero lo fui dejando hasta ahora. Bueno, el caso es que el nombre Benito existe en Galicia desde la Edad Media. Entre el siglo 13 y el 15 parece que se extendió bastante el uso de otra (de las muchas) evoluciones diferentes de Benedicuts. A saber: Bieito. A partir del siglo 15 Benito, empezó a resurgir y a imponerse.

En los últimos años, Benito ha empezado a sufrir el acoso subvencionado de Bieito, impuesto por las plantas de purificación lingüística financiadas con fondos públicos. En este sentido, es curioso y muy educativo leer la entrada “Bieito” en la Wikipedia en gallego. Quiero decir, es educativo para entender los esfuerzos y las chapucerías que hacen por ocultar que Benito es con alta probabilidad tan gallego como Bieito, y casi seguramente más antiguo que Bieito, aunque en algún momento fuese (tal vez, ni siquiera eso es seguro) menos frecuente. Pero los las autoridades lingüísticas decidieron en algún momento que Bieito era el nombre “patrimonial” de Benito en Galicia. Los comentarios que siguen se basan en la entrada Bieito en la Wikipedia en gallego.

En primer lugar, hay que señalar que la entrada Benito en la Wikipedia en español, está enlazada a la entrada correspondiente en varias otras lenguas. Esas otras lenguas son Deutsch, English, Français, Galego, Italiano, Nederlands, Português, Română, Slovenščina

Pues bien, en todas esas lenguas, EXCEPTO EN GALLEGO, la entrada correspondiente es precisamente ese nombre: Benito. No es Benedetto ni Benoit ni ningún otro derivado de Benedictus. Y todas lo describen como un nombre que tuvo su origen en España. La entrada en italiano dice que Benito es la forma española de Benedetto, y que el nombre empezó a usarse en Italia a partir del siglo 19 a consecuencia del regreso de emigrantes italianos de Latinoamérica.

Tampoco a los portugueses se les ocurre traducir la entrada a su equivalente portugués (Bento). Lo dejan tal cual: Benito. Pero para los legisladores lingüísticos gallegos, eso no puede ser. Una entrada para Benito en su enciclopedia les debe de parecer una especie de afrenta a Galicia de manera que ponen una entrada para Bieito y no para Benito (a pesar de que la proporción de Bieitos a Benitos en Galicia, según confiesan más adelante es 82/3252, es decir 1 Bieito por cada 40 Benitos). Pero esa entrada, Bieito, la enlazan a Benito en las lenguas donde hay entrada para Benito.

[Nota: Hace pocas décadas, el ratio Bieito/Benito habría sido cero, puesto que no había Bieitos, según el Instituto Nacional de Estadística. Los primeros Bieitos nacieron en los años 70 y sumaban 8. El número de Benitos en Galicia en los años 30 era cercano a 25,000. La disminución de los Benitos, y muchos otros nombres antes muy comunes, es un fenómeno que ocurrió en toda España, siguiendo los caprichos de las modas onomásticas, a menudo ridículas en retrospectiva. En una frase de una vieja película de los 70 que se me quedó grabada, decía una madre a su hija: “Samantha Vanessa, te he dicho cienes y cienes [sic] de veces que no hagas eso”.]

Lo notable es que en varias décadas de esfuerzos por imponer el “patrimonial” Bieito, lograron convencer a 82 parejas para que pongan ese nombre a un hijo. Algo está fallando. Solo logran imponerlo los nombres de sitios antes dedicados a San Benito, porque los sitios no pueden defenderse.]

¿Y por qué no enlazan Bieito a cualquier otra forma de Benedictus en cualquier lengua? ¿ Por qué precisamente a Benito, nombre al que niegan entrada en su enciclopedia? A veces quisiera penetrar en el cerebro de estas gentes para entender cómo funciona su razonamiento.

De la entrada Bieito en la Wikipedia en gallego destacaré lo siguiente:

Aprendemos que es uno de los santos más “avogosos” (o sea, con alto poder de intercesión, influyente en las altas esferas, milagrero) de Galicia y que hay muchos lugares con el nombre de Bieito (sobre todo desde que cambiaron los nombres a varios antiguos Benitos para llamarles Bieitos).

Luego dicen que este santo cuenta con una romería importante en Pontevedra, llamada, presten atención, Romaría de San *Benitiño* de Lérez (un monasterio fundado hace unos 1000 años), y que esa romería tiene una “sonada cántiga popular”. Cierto. Esa cántiga es una de esas canciones que los paisanos solían entonar en celebraciones y fiestas varias, cuando empezaban a estar un poco beodos. Como el Asturias patria querida, o el Dime dónde vas morena.

Empezaba así:

Se vas ó San Benitiño
non vaias ó de Paredes,
qu’hai outro máis milagreiro
San Benitiño de Lérez

En estas menciones, no se atreven a cambiarle el nombre de San Benitiño al supuestamente “patrimonial” gallego, que sería según ellos San Bieitiño, porque ningún gallego conoce ninguna canción que hable de San Bieitiño, y todos conocen la de San Benitiño desde sabe Dios cuándo. Pero a ese monasterio, en la oficialidad Gallega, le han cambiado el nombre a San Bieito. En los pósters a veces se ve el contraste entre la lengua popualar, el gallego real, y el oficial. Aquí se ve bien la esquizofrenia: citan la viejísima canción con su mención a San Benitiño, pero luego lo llaman San Bieito.

san-benitinho

Siguiendo con la entrada de Wikipedia, dicen que Bieito aparece en el siglo 13. Y que desde entonces hasta el siglo 15, aparece en *diversas otras formas*: Beneyto (5 ocorrencias), Beneito (1), Beeyto (30), Beeito (9), Beheito (2), Beyto (17), Beito (3), Beytto (1), Byeito (3), Byeyto (5), Bieyto (64) ou Bieito (46)

No explican por qué se supone que todas esas, incluso Beneito y Beneyto, son “formas” o variantes de Bieito, pero en cambio Benito (cuya aparición en los textos medievales confiesan discretamente más adelante) no puede serlo, Benito, de ninguna manera. No nos confundamos. Benito no es flora autóctona, no es trigo limpio, por mucho que se cultive en esa tierra desde hace 6 o 7 siglos con cosechas astronómicamente superiores a las de Bieito.

Señalan que en Portugal, Bieito es Bento, y que Bento también aparece en algunos lugares del sur de Galicia, pero inmediatamente añaden que “es dudoso” que Bento haya sido alguna vez un “resultado gallego” (??).

Un hipotético lector inocente que ignorase el móvil de toda esta serie de disparates, se rascaría la cabeza y se diría: Qué curioso que la evolución del latín en Galicia haya producido Beneytos y Beneitos y Bentos y Beitos y Beytos. Pero ni un solo Benito. Y que los Benitos hayan sin embargo abundado tanto en esa tierra durante tantos siglos. Qué raro, diría el inocente.

A continuación explican la evolución fonética desde Benedicto/Bendito hasta Bieito. Y lo explican de la manera más vaga, turbia y llena de jerigonza linguística de que son capaces, para evitar señalar que el paso de Be a Bie implica una diptongación claramente castellanizante. Es sabido que la diptongación de la “e” en evoluciones como ben > bien, pedra > piedra y un larguísimo etcétera, ocurrió de forma relativamente tardía, y ocurrió solo en algunas lenguas romances –castellano y francés las más importantes– pero no en muchas otras, entre ellas el gallego.

De lo cual podemos concluir que Benito es probablemente anterior a Bieito en Galicia.

Y también podemos concluir que Bieito es una de esas raras excepciones de diptongación de esa e en gallego. Se usó también como adjetivo en el sentido de bendito (auga bieita).Yo no conozco ningún otro ejemplo en que la e de “ben” haya diptongado a ie en gallego. Ninguno. Podría pensarse que fue un impulso castellanizante surgido en la remota y aislada Galicia, en la mente de algún castellanófilo despistado que elaboró este irresistible silogismo:

Todo ben en gallego es bien en castellano.

Ergo Benito será Bienito.

Y el tiempo se encargó de borrar la n para hacerlo Bieito.

Y ese fue el origen de los Bieitos. Que desaparecieron durante siglos y emergieron como el Guadiana gracias a las autoridades gallegas.

Explicación sencilla y de ninguna manera más disparatada que lo que se lee en esa entrada de Wikipedia.

Luego (como de pasada y quien no quiere la cosa) los wikipedistas gallegos confiesan que Benito aparece en ciertos textos medievales de Galicia [el hipotético lector inocente exclama, ajá]:

«Tamén na nosa documentación medieval encontramos aínda os cultismos Benedicto (5) e Benedito (6) e ademais Benito (4), que é a evolución patrimonial para o castelán polo menos desde o século XV, e que foi desprazando paseniñamente [lentamente] a nosa forma patrimonial.»

Qué interesante, diría otra vez el lector inocente. ¿Por qué no lo pusieron entonces junto con las otras “formas de Bieito” enumeradas antes, varias de las cuales se parecen mucho más a Benito que a Bieito?

No está completamente claro si el adjetivo “cultismo” en esa cita hace referencia también a Benito, o si (lo más probable) Benito lo consideran simplemente una impureza castellana que apareció en la documentación medieval gallega para después convertirse en “forma patrimonial” en castellano y a partir de ahí desplazar lenta e imperialmente a la “forma patrimonial” gallega, Bieito.

En cualquier caso, a diferencia de Beneyto, Beneito, Beito, Beytto y todas las demás variantes que consideran “formas de Bieito”, este equipo de wikipedistas parece claramente deseoso de orientarnos hacia la sensación de que el nombre Benito, en esos textos medievales gallegos, debe ser interpretado como un fenómeno aberrante y atípico. Que no tiene nada que ver con Beneito, por ejemplo.

Alucinante. Rizos y más rizos. Lo que haga falta para calzarnos el “nombre patrimonial” que tanto nos diferencia.

Tampoco dicen a qué época de la muy larga Edad Media pertenece esa documentación gallega en la que aparece Benito. En vista de las contorsiones exhibidas hasta ahora, y a lo ya dicho sobre la diptongación, sospecho que no serán posteriores a la aparición del Bieito.

Y así llegamos al párrafo final, sobre la frecuencia actual del nombre Bieito en Galicia.

Ahí nos enteramos de que en Galicia (en el momento en que se escribió el artículo) hay un total de 82 varones llamados Bieito, con un promedio de 20 años de edad. Luego dicen: “no encontramos hoy en día ningún varón con la variante TAMBIÉN GALLEGA y coincidente con el portugués, Bento.”

Olvidando que solo dos cortos párrafos más arriba, han dicho que “los datos nos llevan a dudar de que la actual forma estándar portuguesa [Bento] fuese en algún momento un resultado gallego”.

Increíble chapucería.

Luego leemos:

La VARIANTE GALLEGA “Benedito” la llevan 5 varones en Pontevedra.

Hace un momento Benedito era solo un cultismo. Ahora es una “variante gallega”, con su “bene” latino-italiano, mientras que Benito, con su “ben” gallego y la “d” desaparecida como en la mayoría de las otras variantes mencionadas antes, sigue siendo una injerencia castellana que se dedicó a desplazar al indefenso Bieito desde el siglo 15 en adelante, aunque ya venía de la Edad Media gallega.

Luego dicen (sigo traduciendo):

”Las que sí son comunes son las FORMAS CASTELLANAS: Benito aparece especialmente en Galicia (por ser un santo muy venerado) sobre todo en las provincias de Orense y Pontevedra, con un total de 3252 varones gallegos. El nombre Benedicto lo llevan 467 gallegos.”

Obsérvese que Benito “aparece mucho en Galicia”, pero no porque sea un nombre que se usa en esa tierra desde hace unos 7 siglos sino porque Benito (o sea, perdón, Bieito) es un santo “muy venerado” en esas tierras. No nos confundamos.

Y ahora Benedicto (que hace un momento también era solo cultismo) con sus 467 varones gallegos, pertenece a la categoría de “forma castellana” según estos cómicos eruditos. No como Benedito que es supuestamente puro gallego y lo llevan 5 varones en toda Galicia.

En fin. ¿De dónde saldŕan estas lumbreras apasionadas?

En realidad, en caso de que alguien no se haya enterado, la única razón por la que Bieito ha sido declarada “forma patrimonial” de Benito en Galicia, no es más que la siguiente: Bieito suena irresistiblemente diferente de Benito a quienes adoran el hecho diferencial por encima de todo y lo buscan debajo de todas las piedras. Y eso es suficiente para que toda una caterva de porreros declaren que Benito es simplemente la “forma patrimonial castellana”.

Si Benedictus hubiera acabado evolucionando hacia por ejemplo “Bienicho” en castellano, nadie se preocuparía de expulsar a Benito de Galicia en provecho del “patrimonial Bieito”. Para nada. Benito les sonaría a gallego de purísima cepa en comparación con Bienicho. Pero claro, como los castellanos se empeñaron en seguir usando Benito y en propagarlo imperial impertinencia, hay que distinguirse e imponer el “patrimonial” Bieito a toda costa (aunque contenga diptongaciones castellanizanes, que de eso el paisano común no se va a enterar, sobre todo si le pegamos en la cabeza con unas duras jerigonzadas impenetrables para explicarles la transformación de Benedictus en Bieito).

Todo lo cual viene a confirmar mis sospechas de que mucha de esta gente vive en el lujo, el lujo subyacente, y en vez de dedicar su mucho tiempo libre a edificarse o cultivarse o divertirse, lo dedican a la confección chapucera de estupideces diferenciales.

Francisco

En el último artículo de Paul Craig Roberts, aparecido hoy, dice en el primer párrafo que Moscú ha dejado de contestar las llamadas de Washington.

Al parecer es cierto. Resultados búsqueda:

No me pinta nada bien todo esto.

En lo concerniente a Ucrania, la prensa en Europa, especialmente en España, parece como si estuviera dirigida por un departamento de estricta censura-ficción para tiempos de guerra caliente. Como ejemplo compensatorio de la perspectiva del otro lado, brisa refrescante, va aquí la traducción de selecciones de este artículo.

Este autor, que hace dos o tres décadas fue coeditor del Wall Street Journal, con la circunspección necesaria para desempeñar ese cargo, ha ido perdiendo poco a poco el recato a manos de la Indignación ante las políticas de Washinton en los últimos años, y sus escritos reflejan cada vez más enojo.  Algunos dirán que despotrica con demasiada intensidad. Bien podría ser, pero también hay diarios supuestamente serios como El País, por ejemplo, que despotrican bastante más y sobre todo con muchísima más insidia sobre este tema.

Que Moscú haya dejado de contestar al teléfono, como indica Roberts, es algo que he visto mencionado en otros sitios. También salió hace unos días en toda la prensa rusa que Putin ha prohibido los viajes al extranjero a todos los funcionarios de organismos de seguridad rusos. Y ayer en Alemania se decía que Rusia ha cerrado su territorio a la OTAN. No he podido confirmar esto, pero sería un enorme rompedero de cabeza porque las líneas de abastecimiento de la OTAN en Afganistán pasan por Rusia desde que el paso por Pakistán se hiciera cada vez más inseguro y sujeto a arma de negociaciones del gobierno paquistaní.

Aquí van algunos párrafos del artículo de Roberts.

[…]Hartos ya de oír las amenazas sin sentido de Washington, en Moscú han dejado de aceptar llamadas telefónicas de Obama y de los miembros de su administración. […]

[…] Está claro que Washington no tiene ninguna intención de resolver nada con el gobierno ruso, y esta conclusión es inevitable al examinar las exigencias de Washington.Lo que pide Washington es que el gobierno ruso deje en la estacada a toda la población insumisa del este y sur de Ucrania, y que fuerce a esa población a someterse al gobierno que Washington ha instalado en Kiev.Además, Washington pide que Rusia repudie la reintegración de Crimea, y que entregue Crimea a Washington para que el plan original de expulsar a los rusos de su base naval en el Mar Negro pueda llevarse a cabo.

Dicho de otra forma, quieren que Rusia recomponga los platos rotos de este cuento y que se los entregue a Washington.

Esta exigencia es tan fantástica que supera el significado de la arrogancia.Washington le está diciendo a Putin:“Mira, nos salió muy mal la operación de pillaje en vuestro patio trasero.Quiero que arregles esto y que hagas lo necesario para facilitarnos la instalación de la amenaza estratégica que pensábamos poner en vuestro patio trasero”.

Los medios occidentales de comunicación prostitutiva y los estados-marioneta dirigidos por Washington en Europa, apoyan estas fantásticas exigencias.En consecuencia, los líderes rusos han perdido completamente la confianza en la palabra y las intenciones de Occidente, y es así como empiezan las guerras.

Los políticos europeos están poniendo a sus propios países en un gran peligro. ¿Qué ganan con ello?¿Están siendo chantajeados estos políticos? ¿Amenazados? ¿Sobornados? ¿O es que simplemente están tan acostumbrados a seguir las instrucciones de Washington que no saben hacer ninguna otra cosa?¿Cuáles son las ventajas de una confrontación con Rusia para Alemania, Reino Unido y Francia? […]

Original en inglés, en la web del autor:

Francisco

Sensato resumen de Semyon Uralov en odnako.org

Traducido de la versión en inglés de Dmitry Orlov aquí

Las conversaciones en Ginebra produjeron un acuerdo que está a favor de todo lo que es bueno y se opone a todo lo que es malo. Tal es el resumen esencial del asunto. Pero ¿qué significa eso? Traduzcamos el memorando, del idioma de la alta diplomacia al idioma de la crisis en Ucrania.

El representante del gobierno de Kiev fue invitado a participar para desempeñar su papel de planta enmacetada, porque con él no hay ningún tema de conversación posible. Sobre este punto todos los participantes estaban en completo acuerdo; es decir, sobre el hecho de que no hay ningún gobierno en Kiev, en el sentido de que no hay ninguna entidad que ejerza autoridad sobre el territorio de Ucrania. Esto es algo que se percibe con la misma claridad en Moscú que en Bruselas, e incluso en Washington. Así pues, las conversaciones tuvieron lugar entre EEUU+UE y Rusia.

La posición oficial de Rusia es que Kiev no tiene gobierno; tiene un sabe-Dios-qué. Importa poco cómo se les llame o quiénes sean. No tienen poder y no tienen nada bajo su control. No controlan ni la economía, ni la energía, ni el ejército, ni la policía, ni siquiera a sus seguidores, que andan por ahí correteando con ametralladoras.

La posición oficial de EEUU+UE es:  “¡Eso no es verdad! Hay un gobierno perfectamente vistoso en Kiev, nosotros mismos lo creamos, e incluso conversamos y firmamos acuerdos con ellos.»

En vista de la diferencia entre estas dos posiciones, es inútil intentar proseguir la discusión. Por lo tanto, es necesario llevar a cabo un experimento empírico para determinar lo siguiente: Los personajes asentados en Kiev, ¿son o no son un gobierno?

Las autoridades en Kiev tienen que demostrar que lo son. Para ello, tienen que desarmar y poner coto a sus anormales seguidores, dar amnistía a sus oponentes y empezar a ejercer control sobre el ejército y la policía. Si demuestran que pueden controlar las cosas, entonces será posible pasar a la fase siguiente en la resolución de esta crisis.

Les toca mover ficha. Si demuestran que son el poder, habrá una resolución de la crisis paso a paso. En caso contrario, la crisis se resolverá sin ellos, y no serán invitados a participar ni siquiera en calidad de plantas enmacetadas.

Teniendo en cuenta que estos personajes ya han renegado de un acuerdo internacional que habían firmado (en febrero de este año), tal vez hubiera sido más prudente por su parte no haber firmado este acuerdo. Porque si tampoco cumplen con este acuerdo, entonces nadie querrá ofrecerles protección política; ni Bruselas, ni siquiera Washington.

Remitido

Francisco

Hay un artículo de Lori M Wallach sobre ese hasta ahora misterioso tratado de libre comercio entre EEUU y la UE que al parecer se está cocinando a puerta cerrada, y que apareció en Le Monde Diplomatique en noviembre pasado en francés, al mes siguiente en la versión en ingés de la misma publicación, y hace unos días en español en una traducción excelente de Beatriz Morales Bastos para Rebelión. Es una pena que diarios como El País, El Mundo y demás miembros de la prensa trajeada y panzuda no se animen a publicar algo de interés público tan apremiante.

Muchas de las cosas que describe el artículo son realmente alarmantes. No me extraña que la primera vez que hubo filtraciones sobre el contenido de lo que se estaba preparando, a mediados de los 90, las negociaciones fracasaron.

Aquí van los enlaces a las distintas versiones en orden cronológico.

Le traité transatlantique, un typhon qui menace les Européens

Government by big business goes supranational – The corporate invasion

El tratado transatlántico, un tifón que amenaza a los europeos

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