Juan Espino

Pues ya que desde la «peripecia» vasca es fácil que no tengáis toda la información os paso unos datos, sabiendo que no contaré con las simpatías de todos los habituales. No mencionaré la metedura de pata de Esperanza Aguirre, echando al colectivo de profesores de la enseñanza pública a los pies de los caballos, diciendo desde todos los periódicos y televisiones que «los profesores trabajan 20 horas, mucho menos que la mayoría de los madrileños». Afirmación poco esperable de quien, hace no tanto tiempo, fue Ministra del ramo, que provocó una terrible sensación de impotencia en los agraviados por la desproporcionadísima repercusión mediática de lo lanzado por una y los desmentidos de los otros.

Ni que decir tiene que mientras Esperanza Aguirre y Lucía Figar, han tenido a su disposición bastantes medios –TeleMadrid, InterEconomía y Libertad Digital a la cabeza–, los profesores han tenido que echar mano de internet y otros medios digitales, hasta que en su derecho al pataleo, la falta de profesionalidad de «alguien» en el Gobierno y/o Consejería de Educación, les ha puesto en las manos un «pírrico As», que potenciado y amplificado más allá de su importancia real, finalmente no ha resultado tan «pírrico» y ha dado un juego a los profesores de la pública que ha vuelto a dejar Aguirre y a Figar fuera de juego, cayendo, la última, en el acusar a los profesores de «falsificar» una carta que, si bien el original que se mandó a los medios estaba correctamente corregido, el que se envió desde la Consejería, ensobrado con la nómina, a todos los profesores, tenía demasiadas faltas ortográficas, para que estos lo dejaran pasar.

Es lo malo, al margen de lo justificado o no, de unas medidas a tomar, valerse de una posición claramente de dominio para tratar de desprestigiar a «la oposición», todo un colectivo en el que junto a algunos golfos y patanes, hay mucha gente cumplidora, algunos de ellos, más allá de su deber. Hay veces que la impotencia es como el Red Bull: «¡Te da alas!» El caso es que la susodicha carta les ha dado un extra y gran juego a los profesores, inesperado para Aguirre y los suyos.

La situación no nos debe ser ajena pues, sin equiparar a la sobreentendida «personajera» con Aguirre y Figar, sí son algo equiparables, los métodos. A estas, el llamarles «poco trabajadores» y «falsificadores» («batasunos») a sus profesores («herejes»), les ha costado más de un desagradable «cocido» inesperado. Y digo que sin equiparar, porque Aguirre, además de la similar actitud torpe y soberbia de su acción –vista la rotunda reacción obtenida–, y al contrario que la sobreentendida, ha tenido la sinceridad de reconocer su error, y la agilidad de, en el mismo acto, buscarse otro camino de ataque cuya inconsistencia tengo la intención de desmontar.

Es un necesario ajuste presupuestario, la razón esgrimida por doña Esperanza y doña Lucía, para tan drástico recorte (unos 60-80 millones de Euros) <-[http://www.20minutos.es/carta/1150890/0/gasto/recorte/educacion/], no renovando contratos a unos 3.000 interinos que permitían entre otras muchas prestaciones –cuya necesidad o no, no me voy a poner a discutir–, las siguientes –cuya necesidad ya no entra en el capítulo de las prescindibles–, Laboratorios de Idiomas Modernos (Inglés y Francés), Física, Matemáticas, Química, Biología, normalmente dotados para el profesor y 15 alumnos, pero que al no existir ese otro profesor (generalmente interino), nadie puede dar clase tradicional a una mitad del grupo, mientras la otra está en el laboratorio con el otro profesor. También desaparecerán tutorías y otras actividades del docente, necesarias. Muy en contra de lo cacareado desde la CAM, esto tiene una gravísima incidencia en la calidad de la enseñanza pública. Si no, que venga Dios y lo vea.

Además el argumento del necesario ajuste presupuestariose cae por su propio, con sólo leer en el mismo enlace anterior, que ese ahorro es ridículo comparado con las nuevas aportaciones a la enseñanza concertada, más de 850 millones de Euros. Pero lo que ya clama, y es pura ideología aplicada a la enseñanza, es que con la que está cayendo, con la gente acudiendo a comedores de Cáritas, sea justo este momento el que elige doña Esperanza para introducir desgravaciones en la Declaración de la Renta –o sea, subvenciones– a los padres que lleven a sus hijos a la enseñanza privada, no concertada, los llamados colegios de pago o élite, evidentemente no de la clase baja, ni de la media actual –podéis ver los detalles aquí <-[http://charhadas.com/forums/17-la-educacion/topics/5057-deduccion-fiscales-por-la-ensenanza-privada-en-la-comunidad-de-madrid]–,coste valorado en 74-90 millones de Euros.

Sin entrar en el asunto de la concertada que arrampla con la parte del león –casi el 1000% de lo que se recorta a la enseñanza pública–, creo que destinar una cantidad superior a lo recortado a la enseñanza privada, pura y dura, en momentos de supuesto «necesarios ahorro presupuestario», desmota el falaz argumento y lo hace indefendible.

Como es clara la incapacidad de defender la medida con argumentos contundente e irrebatibles, se echa mano de el otro camino de ataque del que antes hablé: la intencionalidad política de los profesores, ese es el nuevo argumento. Que UGT y CCOO, estaban deseando montarle una dura y multitudinaria huelga a Aguirre, no es ningún descubrimiento que yo haga, y muchos conceis mi pésima opinión de sobre estos sindicato de sectas. Pero Aguirre ha terminado por ponérselo bien fácil.

De ser cierto que Aguirre no estuviera en contra de la pública, habría tenido en cuenta que hay muchos profesores, que pasan de esos sindicatos y que no tendrían mayor problema en trabajar esas dos horas más, sin necesidad de ninguna compensación económica porque saben que, por ley, tendrían que trabajar hasta 21 horas lectivas. Pero a cambio, habría que contratar el número necesario de interinos para cubrir los desdobles y tutorías.

La incapacidad de Aguirre para dialogar y aislar a los sindicatos, es una demostración de lo que muchos piensa al respecto, Aguirre está empeñada, y es desde hace ya bastante tiempo, en una cruzada contra la enseñanza pública por lo que llamo, su «ideolofobia» personal, guiada por su ideología sectaria –al menos, en el aspecto educativo–, más que por la calidad de enseñanza. Con comportamiento tan politizado, Aguirre se atreve a acusar a los profesores que acudan a la huelga del 14, de ir a una huelga política. Y tanto, contra la politización, haciéndola desaparecer, de la educación pública por parte de Aguirre. Pues aunque, como algunos piensan, fuera mejor lo que ella persigue, poner en manos privadas a la educación, es una auténtica golfada si trata hacerlo destrozando la educación de muchos jóvenes. En democracia, no todo vale