11-M


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Nota: Un clic en la imagen lleva a la explicación de los números, que salen de la sentencia del Supremo.

Añadido: Javier Gómez de Liaño en El Español:

La canción del verano

No sabemos quien pensó, ordenó, y organizó el atentado.

No fue ETA.

Desaparecieron las pruebas fundamentales sobre los explosivos. Vagones y muestras.

No fue ETA.

No sabemos quién puso las bombas (menos uno).

No fue ETA.

No había metralla, como en la mochila bomba señuelo.

No fue ETA.

Ni un cachito de restito de telefono, como el de la mochila bomba señuelo.

No fue ETA.

Los perros especialistas no olieron explosivo en una furgoneta que acababa de estar llena de explosivo.

No fue ETA.

Constan pruebas falsas, colocadas meses después.

No fue ETA.

Bermúdez miente sobre «caminito de jerez».

No fue ETA.

Y así, hasta el infinito.

Tal cual. En los periódicos, en las radios; por doquier. Se me ha ocurrido ver la telebasura, y exactamente lo mismo. Tres especialistas. Un abogado, un guardia civil, y un militar. Y tertulianos, entre los que hay dos que están contentos con la sentencia. Y su presencia resulta en que los especialistas apenas pueden ilustrarnos, porque «no fue ETA». Y cuando nos aburrimos de que no fue ETA, pasamos a que si el partido tal hizo cual, y el partido cual hizo tal.

Se llama España, y es un país básicamente canalla. ¿Con todo lo que hemos discutido y hablado del asunto, y después de diez años, no podemos ponernos de acuerdo en lo que sí se sabe seguro; lo que se sabe con poca seguridad; y lo que no sabemos y deberíamos de saber? No sé, por ejemplo, ¿quién lo pensó, y quién puso las bombas?

No, no podemos. Y no fue ETA.

Un descarnado retrato de la justicia, por vía de dos entrevistas. En El Mundo, de Casimiro García Abadillo al juez ponente del 11-M, Gómez Bermúdez; y en Europa Press, al fiscal Javier Zaragoza.

Pero desgraciadamente no solo nos permite ver cómo funciona la justicia en España. También nos da una buena perspectiva de cómo funcionan sus gobiernos (y por tanto sus partidos políticos). Y lo que es peor; supone una gran muestra de la sociedad española en general.

No hace falta perderse por las innumerables ramas del caso. Basta concentrarse en el núcleo del problema. Los autores, y el condenado. Esa es la función de un sistema de justicia. Supongo. Averiguar quién ha cometido el crimen, y condenarlo. Y además, pero sólo además, hacer lo mismo con todos los que hayan colaborado en distindo grado con la comisión del crimen.

El 11-M es un caso resuelto

Eso nos dicen.

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Foto El Mundo

Lo dice el juez. Con una sutileza burocrática repugnante.

En los procesos penales no se resuelven todas las dudas. Se limitan -y lo dice la sentencia al comienzo- al objeto del proceso penal, que es ver si un hecho es constitutivo de delito y si las personas acusadas son o no responsables de él.

No voy a discutir con los doctores de la Iglesia. Si Bermúdez lo dice, seguro que ese es el objeto del proceso penal. Pero entonces, ¿de quién es objeto averiguar quién ha cometido el crimen, y presentarlo al «proceso penal»? Porque si tu tienes un mínimo de 13 autores (13 bombas), y un solo nombre de autor, y un solo condenado, resulta un poco jodido hablar de un caso resuelto. Pero como ese problema no es el objeto del proceso penal, que le den por saco al problema.

Luego, los resultados nunca son redondos.

¡Ah! Entiendo que Bermúdez nos está diciendo que es un caso resuelto, pero nada redondo. Solo es redondo en 1/13, o un 7%. En el caso de que los mismos 13 que pusieron las bombas fueran los que decidieron el atentado, y los que lo organizaron y ensayaron. O sea, que probablemente es mucho menos de un 7% de redondo. En mi libro, eso es un caso manifiestamente no resuelto. Pero doctores tiene la iglesia.

Sigamos el hilo de la disculpa oficial. De la mano del fiscal Zaragoza.

El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, ha asegurado que la investigación sobre el 11-M «llegó hasta donde pudo» y que «quizá los propios autores intelectuales del atentado pueden ser los que fallecieron en Leganés»

Seguro. Seguro que quizás pueden ser. El problema es que cuando quizás pueden ser, resulta que también quizás pueden no ser. Y nos importa una higa. Eso es lo que quiere decir, exactamente, «es un caso judicialmente resuelto». Que nos importa una mierda averiguar quiénes fueron todos los que nos mataron, y en su caso detenerlos y condenarlos. Porque, ojo, no se trata solo de averiguar quién pensó / decidió el atentado – como dan a entender Bermúdez y Zaragoza. Se trata de que la disculpa de Leganés solo da de sí lo que da de sí. 7 fulanos, en el mejor de los casos. Más un condenado, son ocho. Y quedan cinco para completar los 13 que pusieron las bombas.

Hay dos formas de resolver un caso judicial. Digamos dos casos extremos.

1. Sistema canalla.

Pillamos a un «sospechoso habitual». ¿Es culpable? –Estoy convencido de que es «yihadista»– dice Bermúdez. Porque es que le habían detenido otras veces antes, sin encontrar ninguna prueba para condenarle. Acojonante.

¿Y los demás? Bueno, los demás no son el objeto del proceso penal. Puede que fueran los de Leganés, y puede que no. El pequeño detalle de que el único no-muerto de Leganés no participara en los atentados, solo debe ser un problema de mala suerte o así. Y respecto a los cinco que faltarían, en esta hipótesis completamente especulativa, puede ser que hayan ido muriendo en diversas acciones terroristas en montañas lejanas. Puede ser que tengamos una vaga idea sobre 12 de los 13 autores materiales del atentado. Y puede ser que también tengamos una vaga idea sobre la autoría intelectual,  motivación, objetivo, etc. ¡Caso resuelto!

2. Sistema no canalla.

Lo siento. De momento solo hemos resuelto -como mucho- un 7% del caso. Es terriblemente complicado, y resulta imposible pretender resolverlo al 100%. Pero podemos mejorar mucho, y lo vamos a hacer. Por ejemplo, podemos conseguir que Zougam confiese y cante. Con toda una vida por delante en la cárcel, tenemos muchas posibilidades de palo y zanahoria. Ya lo tenemos en aislamiento. Solo necesitamos convencerle para que nos dé los detalles antes de que se vuelva loco. Y no debería de ser tan difícil. Los «yihadistas» de verdad suelen acabar confesando, y convirtiéndose en héroes entre los suyos. No tiene nada que ganar no confesando.

Además, os prometemos todo el esfuerzo posible para ir resolviendo cada uno de los nombres de los que pusieron cada una de las bombas. Si están muertos, no les podemos juzgar. Pero podemos presentar las pruebas policiales que nos convenzan de que cada bomba tiene un nombre. O todas las que se pueda, con todos los recursos y posibilidades que tenemos. Es lo menos que les debemos a las víctimas. Saber.

Lo de Zougam es acojonante. Repito:

Le digo que Zougam es un radical yihadista. Yo no tengo ninguna duda, pero ninguna, ninguna.

Ya, pero se trata de saber que puso la bomba, no de estar convencido de que sea yihadista. Y cuando sabes que puso la bomba, no necesitas ningún convencimiento de que sea yihadista. O bombero torero. Ese convencimiento no sirve de nada. Si acaso sería útil el conocimiento -no el convencimiento- de sus contactos y relaciones reales con el mundo yihadista. Para seguir investigando, y resolviendo otros nombres. Pero ese convencimiento de que es yihadista solo parece un capotazo para tener a alguien al que encalomar el caso. Y decir, -¡caso resuelto!-.

Esto es lo que hay. Y el aplauso y satisfacción de la inmensa mayoría.

Como ejercicio inútil, pero moral, se puede firmar la petición de investigar el 11-M que hace Gabriel Moris. Aquí:

Es que el título estaba ocupado.

Recordemos muy rápido.

– A Zougam lo detuvieron por vender la tarjeta que apareció en la mochila de Vallecas.

– Y lo condenaron porque le vieron en los trenes antes de que estallaran. En diferentes trenes al mismo tiempo, pero Bermúdez decidió que unos testimonios eran guay, y otros ful, y así no había contradicción.

* La justicia ha aceptado la denuncia por falso testimonio de las testigas guay de Bermúdez, porque hay motivos para sospecharlo. Los mismos motivos que cuando Bermúdez decidió que eran chupi.

* La justicia acaba de ordenar que se tome declaración al socio de Zougam que realmente vendió las tarjetas. Bermúdez no necesitaba tal expediente, y ahora se cnsidera que eso pudo producir indefensión.

Tiene guasa. Zougam no vendió la tarjeta, pero sí se encargo de atender la protesta de El Chino, al día siguiente, porque le habían timado con los saldos. ¿Es imaginable unos terroristas que van a hacer el 11-M, negociando y timándose entre sí con unas putas tarjetas de pre-pago?

O sea, las dos claves del proceso y condena de Zougam están en cuestión. Pero Zougam es el único detenido por poner bombas el 11-M. Mientras España mira para otra parte. Probablemente son pocos los españoles que sepan quién es Zougam. La vergüenza nacional. La mayor, quiero decir.

Mejor comprar El Mundo, que si no quiebra. Y dejaríamos de divertirnos con Ruiz de Elvira.

Por seguir recordando, otras entradas de a serie.

Hay motivos judiciales para pensar que es falsa la única prueba para condenar al único encarcelado como autor del 11-M. Según nos cuenta hoy El Mundo. Pero eso da motivos (obliga, en realidad) a pensar otra serie de cosas.

– Que Gómez Bermúdez es lo que parece.

Un genio, el fantoche. Tenía un montón de «pruebas» testificales que aseguraban haber visto a Zougam en los trenes. Lo malo es que en trenes diferentes, y a la misma hora. Y va el angelito y elige a las dos rumanas, ¡porque le ofrecían más credibilidad! Acojonante. ¿Más credibilidad es suficiente credibilidad? ¿Ha estado Bermúdez alguna vez en Rumanía? ¿Sabe cómo es la basca que hay allí? Tal vez no se le ocurrió que es más difícil juzgar la «credibilidad» de alguien cuya cultura y milagros no conoces. Tal vez no pensó que algo raro pasaba con esos testimonios, con tanto entusiasmo de la gente por ubicarlo (perdón, recordarlo) donde fuera menester. Tal vez no pensó que como extranjeras sin permiso de trabajo, eran especialmente bizcochables por la policía (o quien sea). Tal vez no pensó que manda cojones decidir un año después que sí, que ¡venga!, vamos a recordar y a declarar para reconocer. Tal vez, pero se lo va a creer Rita la cantaora. Credibilidad «sin fisuras» -dijo-, tú. Excusatio non petita.

– Que el juicio fue una farsa.

– Que la instrucción fue una farsa.

– Que la investigación policial fue una farsa.

– Que los españoles somos una mierda despreciable, hoy, empeñados en mirar para otra parte, y en silbar, cuando nos producen una masacre en casa.

Y no miremos solo a Rubalcaba. ¿Qué esta haciendo Rajoy para descubrir, detener, y hacer juzgar a los autores de la masacre? Ni siquiera simula interés, el hideputa. Eran trece bombas. O doce bombas y una mentira colosal. Zougam, ahora presunto falso autor condenado por Bermúdez, no era disculpa para no seguir buscando a los otros doce. O a los otros once, y a los magos productores de la asquerosa mentira.

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Trascribo de El Mundo:

Imputadas por falso testimonio las testigos clave contra Zougam.

La juez ve indicios de delito y cita a declarar a las dos mujeres rumanas que dijeron haberle visto en los trenes del 11-M.

Seis años después de lo juicio de los atentados del 11-M, la prueba que envió a prisión al único condenado por colocar bombas en los trenes tendrá que repetirse de hecho en un juzgado de Madrid.

La juez Belén Sánchez ha citado a declarar como imputadas a las testigos C-46 y J-90, las dos mujeres rumanas que dijeron identificar a Jamal Zougam en el tren de Santa Eugenia, al apreciar con nuevos documentos, que eran desconocidos entonces, que existen indicios de que han podido cometer un delito de falso testimonio. La declaración, sin precedentes en un asunto de esta trascendencia, se producirá el próximo 2 de octubre.

Jamal Zougam fue condenado como autor material de la masacre de Madrid en la que murieron 191 personas.

Sigue en página 14.

Añadido. Observo, asombrado, que hay quien está de acuerdo con mi deprimente conclusión.

velardedaoizAñadido 2: Luis del Pino tiene un buen resumen sobre la actuación de estas rumanas, y sus consecuencias:

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