Libia


Nuestro amigo Álvaro Ballesteros publica un artículo sobra la situación en Libia, en El Confidencial:

El actual Jefe de Estado libio en funciones, Mustafa Abdul-Jalil, antiguo ministro de Justicia del régimen de Gadafi, ya ha reconocido que el nuevo Gobierno libio no controla en absoluto el país, que ha quedado dividido en facciones clánicas que se apoyan en sus propias milicias armadas tribales para desafiar el control central de Trípoli sobre el territorio que estas controlan y sobre los recursos energéticos a su disposición.

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Qué difícil interesarse por el tema del momento. Parece que no hay ninguno de los elementos que suelen facilitar la implicación del público en la historia. Salvo el público acanallado del nosotros contra ellos. Los del «No a la guerra» … de Aznar.

Falta una causa justa. Porque Gadafi será un tirano, pero no hay motivo para pensar que sea más tirano que, por ejemplo, nuestro adorado sátrapa del sur. U otros vecinos. O más tirano que el tirano que le va a sustituir.

Falta emoción. Sabemos el final de la película. Cuando las aves carroñeras que no ven los Faisanes ante sus propias narices ya están trabajando para los tribunales internacionales, alea jacta est. Nunca fallan, y nunca vuelan con riesgo. Gadafi no es sino otro Sadam Hussein, pero sin el apoyo de Zapatero. Y para lo que sirve ZP, da lo mismo.

Falta un objetivo. Porque, que se sepa, nadie ha planteado una solución para Libia. Huele a Afganistán, o a Irak. Otra vez.

Faltan héroes. Tiene pinta de otra guerra muy televisiva, muy de Play Station. Donde los «nuestros» son los abusones que, como dioses modernos e implacables, van barriendo del suelo a las hormigas piojosas, sin arreglar realmente nada.

No se preocupen, estas bombas tienen todos los papeles en regla.

 

Y faltan inocentes. Porque los que parecen hormiguitas inofensivas desde el cielo, probablemente no son mas que feroces carniceros, si bajas y lo miras a ras de cloaca.

Podría tener, si acaso, tintes cómicos. Por ejemplo a Chacón arengando a las tropas, disfrazada de Marta Sánchez en Soldados del amor. Sería un punto.

¿A qué, pues, tanta tinta? ¿Para fustigar a los titiriteros de la ceja? ¿Acaso vamos a perseguir a Sonsoles por la calle al grito de ¡asesinos!,  hasta hacerle llorar? Borjes decía que «no nos comemos a los caníbales». Y tenía razón.

Vía. El dibujo viene de JRMora: