modelos


En parte, se puede ver esta entrada como una actualización / continuación de otra escrita en 2013 a modo de resumen del cuento del cambio climático. Siete años largos, y no ha cambiado nada. A pesar de todos los «avances», y los nuevos modelos, y lo que sea. Por otra parte, supone un indicio de posibilidad de ir reduciendo el horrible desparrame (el todo vale) de los modelos climáticos.

Lo de 2013 era:

En aquella veíamos que los «afirmacionistas» nos están engañando a base de dos trucos muy sucios. Ocultar la discusión científica que hay, para aparentar un consenso; y ocultar que todo el cuento se basa en unos modelos climáticos, que en absoluto son evidencia empírica, y que además son un cachondeo. Y lo de cachondeo es muy literal: si los modelos dan cualquier respuesta, y tanto pueden dar la razón a los «afirmacionistas» como a los «negacionistas», no están diciendo nada.

Mostremos esas dos afirmaciones.

Ocultar la discusión científica que hay, para aparentar un consenso; y los modelos con un cachondeo.

Ningún especialista discute que aumentar la concentración de CO2 en el aire debería calentar el clima. Pero eso, por sí mismo, no es ningún problema. Mucho menos es un motivo para tirar la economía por un barranco. Un calentamiento moderado, y más CO2 en el aire fertilizando la vegetación, y con ello aumentando toda la vida, es mucho más una bendición que un problema. Sería un chollo, que es lo que tiene pinta de momento. Así que el asunto que interesa no es si existe «el cambio climático», que siempre ha habido; ni si existe el efecto invernadero, que también; ni si hay algún «calentamiento antropogénico» actualmente, que es algo bastante obvio. No; la cuestión es cuánto calentamiento se puede esperar, de cuánto CO2 en la atmósfera. Y eso, ni lo sabe nadie, ni hay la menor evidencia empírica al respecto. El estudio que veremos luego incide en esta incertidumbre. Apuntando a que la respuesta parece estar del lado de los modelos que predicen menor calentamiento.

Solemos usar este gráfico para representar el debate científico que sí hay, y para ubicar a los dos bandos: «afirmacionistas» y «negacionistas»

El gráfico representa la ECS (sensibilidad climática en equilibrio), o lo que calentaría el CO2 al doblar su concentración aérea. Y se ven muy bien las dos afirmaciones. Claro que hay una discusión clave, y los modelos son un cachondeo. No es lo mismo que aumente 2º la temperatura media del aire de superficie si acabamos doblando los 400 ppm de CO2 que hay ahora, que si aumentara 6 grados. No tiene nada que ver, ni son el mismo tipo ni de problema, ni de soluciones.

Ya veíamos en el artículo mencionado de 2013 que toda la gracia está en las nubes. El efecto directo de calentamiento del CO2 es muy pequeño. Alrededor, o poco más, de un grado por doblar el CO2. Ningún problema. Toda la alarma viene de efectos indirectos. La respuesta del sistema climático a ese pequeño calentamiento, potenciándolo, o reduciéndolo. Los famosos «feedbacks», que pueden ser positivos (aumentan el calentamiento) o negativos (lo reducen). Y la gran incertidumbre es el comportamiento de las nubes a ese respecto. ¿Cambian de forma que aumentan el calentamiento de CO2, lo reducen, o no hacen nada? Se ha sabido de siempre, y así lo dice el IPCC, que el gran desparrame de los modelos sobre lo que calienta el CO2, viene de las diferencias en cómo representan la respuesta de las nubes. Y esa diferencia viene de un tuneo de los modelos, que será más consciente o nada consciente, pero que no es explícita. No está «confesada». Y desde luego no viene de ninguna evidencia empírica, ni de la mera aplicación de fórmulas físicas contrastadas.

Gracias al estudio de Wang et al 2021 podemos verlo en un gráfico muy claro. Proporcionan los datos de los 30 modelos climáticos CMIP6. Comparan la ECS (lo que calienta el CO2), y la respuesta de las nubes (cloud feedback), en su figura 1A.

Y se ve que en modelos en los que el CO2 calienta mucho, en gran parte es por la respuesta de las nubes, perfectamente desconocida. Pero vamos a verlo con los mejores modelos. Ellos mismos los distinguen, unos con el círculo relleno entero de color, y otros sólo el borde. Los rellenos son los 15 (la mitad) que mejor representan el calentamiento observado (1850 – 2020). Y si hacemos el mismo gráfico, usando sólo esa mitad de los modelos que mejor reproducen el calentamiento observado, la correlación aumenta mucho.

Con lo que está claro el cachondeo. ¿Quieres que el CO2 caliente mucho, aquí en la playa? Mete mucha respuesta de las nubes, sacada de la gorra. Los «afirmacionistas» se ponen muy contentos. Y si quieres que caliente poco, también puedes, haciendo lo contrario. Y tendrás un modelo que les sirve a los «negacionistas».

Copio el párrafo del estudio:

In response to increasing CO2, models show warming and substantial climate changes that feed back onto the warming, including changes in the amount and distribution of clouds (Wetherald & Manabe, 1988). The part of cloud radiative response (units of W m−2) due to a change in global‐mean surface temperature (units of K) is defined as the cloud feedback (W m−2 K−1). In CMIP6, the cloud feedback tends to be positive and there is a strong relationship between cloud feedback and ECS: models with more positive cloud feedback show higher ECS (Figure 1ar2 = 0.69) (Meehl et al., 2020; Zelinka et al., 2020). This strong ECS‐cloud feedback relationship is consistent with previous studies showing that cloud feedback is the dominant source of the uncertainty of climate sensitivity (Cess et al., 1990; Colman, 2003; Dufresne & Bony, 2008; Soden & Held, 2006; Webb et al., 2013; Zelinka et al., 2020).

Este resultado no es nada nuevo, y de ahí que cite literatura de 1990, 2003, 2006, 2008, 2013, y 2020. La parte novedosa es en la que trata de averiguar si hay alguna forma de contrastar los modelos calientes y los fríos con la realidad. No sirve el sistema habitual que tiene esta gente de «contrastar» los modelos con la realidad: ver si replican bien la temperatura observada 1850 – 2020. Lo hacen de forma muy similar tanto los modelos calientes como los fríos. ¡Como que están tuneados para eso! Si un modelo representara una temperatura histórica absurda, no lo publicarían y lo reharían hasta conseguir algo presentable. Así que ninguno falla estrepitosamente con esa métrica. Y no se ve diferencia entre los que responden mucho al CO2, y los que responden poco.

¿Cómo lo hacen, para que todos los modelos, con cualquier ECS, sirvan? Con la respuesta de los modelos a los aerosoles. La contaminación de toda la vida. Como la contaminación enfría, tanto reflejando rayos del sol, como induciendo cambios en las propiedades radiativas de las nubes, pueden jugar a tener mucha respuesta de calentamiento al CO2, y mucha respuesta al enfriamiento de la contaminación, o poca respuesta a ambas, obteniendo el mismo resultado. Son los botoncitos que pueden ir tocando para sacar lo que les apetezca. Y eso se puede hacer de manera consciente, o inconsciente; explícita, o implícita.

La novedad es que Wang et al han tenido una idea brillante. ¿Si no se puede saber qué modelos son más realistas mirando cómo reproducen la temperatura global histórica, habrá otra comparación que los discrimine? Y la han encontrado. Como lo que hacen para contrarrestar mucho efecto de calentamiento del CO2, es meter mucho efecto de enfriamiento de la contaminación, y como la contaminación es casi exclusiva del hemisferio norte, comparan separando los hemisferios. Concretamente, mirando la diferencia de calentamiento entre ambos hemisferios, en los modelos, y en la realidad. Y han encontrado que los modelos con ECS baja (poco efecto de calentamiento del CO2) tienen una diferencia entre hemisferios muy parecida a la realidad. Mientras que los modelos con ECS alta (mucho efecto de calentamiento del CO2), tienen una diferencia entre hemisferios muy distinta. Y la diferencia es estadísticamente significativa. Lo que sugiere que podemos ir desbrozando el desparrame, para desesperación de tu «afirmacionista» favorito.

Añadido, a mero título de curiosidad. Como habíamos hecho antes el histograma de la ECS en los modelos climáticos nuevos, y ahora hay datos de más modelos (30 en lugar de 24), el gráfico actualizado:

Fuente: Wang et al 2021

Datos: https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/action/downloadSupplement?doi=10.1029%2F2020GL091024&file=2020GL091024-sup-0001-Supporting+Information+SI-S01.pdf

No sólo son unos calentorros los modelos climáticos, como ya sabíamos, sino que su mal empeora. La nueva generación de modelos va más separada todavía de la realidad, por el lado de producir demasiado calentamiento. Vamos a ver dos estudios publicados este año. Partiendo del gráfico más representativo del primero de ellos, que está muy relacionado con una de las discusiones más clásicas del debate del cambio climático. (Hemos puesto muchos estudios y gráficos sobre la disparidad escandalosa modelos -realidad en la troposfera media y alta).

Compara la tasa de calentamiento de los modelos y la de las observaciones, en la troposfera tropical (20ºN – 20ºS), a dos alturas distintas. En la troposfera baja, cerca de la superficie. Como a poco más de un kilómetro (850 hPa de presión). Y en la troposfera alta, a unos 12 Km (200 hPa de presión).

El gráfico (fig 5) de Mitchell et al 2020:

modelos-realidad-troposfera-baja-y-alta

Las observaciones son el punto, la x, y el signo +, negros. En 850 hPa la cruz y la x se sobreponen, y parecen un punto (el de la derecha).  La barra y caja rojas es el conjunto de los modelos nuevos (CMIP6), y los seis azules son seis modelos de los que tienen muchas ejecuciones consecutivas, que usan para comparar el desparrame de los modelos individuales con el del conjunto de modelos.  (CanESM5, CNRM-CM6-1, GISS-E2-1-G, GISS-E2-1-H, IPSL-CM6A-LR y NorCPM1).

De las conclusiones:

 La tendencia de los modelos tiene un sesgo de demasiado calentamiento a lo largo de toda la troposfera (y especialmente en la troposfera alta, alrededor de los 200 hPa), y este sesgo se puede relacionar a un sesgo en el calentamiento de superficie.

Traducido: los modelos van demasiado calientes por toda la troposfera, y no es un problema de que sólo en altura calienten más, sino que el sesgo ya viene desde abajo.  Arriba se nota más; es unas 4 o 5 veces mayor de media el calentamiento en los modelos que en las observaciones; pero la diferencia también es significativa abajo.

El estudio tiene otros hallazgos de sumo interés. Por ejemplo, divide la serie en dos partes. Quedan un poco cortas como para sacar conclusiones muy firmes sobre las tasas de calentamiento (muy sensibles al punto inicial y final). Pero da la impresión de que casi todo el sobrecalentamiento troposférico de los modelos ocurre en la segunda parte (1998 – 2014), Y que casi todo el enfriamiento estratosférico real, también predicho por la teoría y los modelos, ocurre en la primera (1979 – 1997). Los autores sugieren que tiene que ver con el ozono, de comportamiento claramente no lineal por causa del protocolo de Montreal. O sea que los modelos estarían contando una película verdadera entre 1979 y 1997, pero con causas causas equivocadas; y una película francamente problemática desde 1997. A coger con pinzas, por aquello de lo corto de esas series.

El gráfico. Mismo esquema de colores. Negro las observaciones; rojo y azul, los modelos. La división troposfera – estratosfera es más o menos hacia 150 hPa.

mitchell-et-all-2020-fig-1

Otro dato interesante que aportan es que creen que buena parte del problema está en un sesgo en las temperaturas del mar global. Si a los modelos les «obligan» a tener unas temperaturas marinas reales, en lugar de las modeladas, el sesgo a lo largo de la troposfera se reduce mucho. No desaparece, pero se reduce.

El siguiente estudio incluye la troposfera gobal (no sólo tropical). McKitrick y Christy 2020.

Resumen para humanos (de los autores):

Se sabe hace mucho que las generaciones previas de modelos climáticos muestran una tasa de calentamiento excesivo en la troposfera tropical. Con la llegada de los modelos CMIP6, podemos actualizar la comparación. Hemos examinado ejecuciones históricas (predicción «hacia atrás») de 38 modelos CMIP6 en las que los modelos usaban forzamientos históricamente observados. Nos centramos en el período 1979 – 2014, el máximo para el que todos los modelos y observaciones están disponibles, y para el que los modelos van con forzamientos históricos (conocidos). Lo que antes era un sesgo en los trópicos, ahora es global. Todos los modelos tienen más calentamiento que las observaciones en la troposfera baja y media, en los trópicos y a nivel global. De media, y en la mayor parte de los modelos individuales, la diferencia de tasa es significativa. La tasa de calentamiento en los modelos tiende a subir con la Sensibilidad Climática de Equilibrio (ECS en inglés), y presentamos evidencia de que la distribución de valores de ECS a lo largo de los modelos no es realista.

El gráfico. Cada punto rojo es un modelo; el último, a la derecha, la media de ellos. Azules, las distintas series de observaciones (globos, satélites, reanálisis). MT es Mid Troposphere, y LT es Lower Troposphere.

modelos-realidad-mckitrick-christy

Figure 3. Trends and 95% CI’s for individual models (red dots and thin bars), CMIP6 mean (red dot and thick bar) and observational series (blue). Horizontal dashed line shows mean satellite trend

Añado el gráfico de global tipo «espagueti», más usual.

modelos.realidad-mckitrick-christy-f1

Entre los dos estudios suman algo muy completo.  El primero no usa satélites, porque su «troposfera baja» es más baja que la de los satélites; el segundo, sí. El primero se centra en la troposfera baja y alta, y el segundo en la baja y la media; siendo las dos bajas algo distintas. Cubren bien la troposfera completa, menos la pura superficie.

Los dos usan la misma ventana de tiempo (1979 – 2014), por un motivo que explican pero que no quedará claro para todo el mundo. Lo de los «forzamientos históricos» en los modelos. Es muy típico en este debate que llegue un campeón, por ejemplo Zeke Hausfather, y presente un gráfico con una correspondencia niquelada entre modelos y observaciones. Y explica (o no) que ha corregido los modelos, en el sentido cambiar los forzamientos que llevaban por otros que ahora se sabe que eran los forzamientos reales.

Por ejemplo: Es que en la realidad ha habido más volcanes (o lo que sea) que los que tenían los modelos en la parte de predicción; y si hubieran tenido los mismos forzamientos que ha habido en realidad, el resultado hubiera sido diferente. Por eso lo corrijo.

Suena lógico, pero entonces hay que ponerse a discutir si los nuevos forzamientos que usa están bién, o están en discusión. Y tanto Mitchell et all como McKitrick y Christy lo han resuelto a base de limitarse a la parte en la que hay unos forzamientos que se han acordado entre todos los grupos de modelistas, y usan todos los mismos forzamientos. Y se llaman «forzamientos históricos». Por eso es la parte de predicción «hacia atrás». Saben el resultado que tienen que reproducir los modelos … ¡y no lo consiguen! ¿Será que no saben hacerlo, o será que para producir miedo al futuro no pueden partir de tan poco calentamiento en el pasado como ha habido?

En realidad esto no es nada nuevo. Lo nuevo es que los modelos nuevos -y presuntamente más guay- no mejoran sus problemas, sino que los empeoran.

Corolario. Los dos estudios cuentan la misma peli. Solo los modelos que muestran menos calentamiento reproducen algo compatible con la realidad a lo largo de la troposfera. Pero si miramos la parte baja de los modelos, y miramos lo que dicen los «negacionistas», la diferencia es pequeña y el rango se solapa.

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¿Podrían llegar a un acuerdo, «afirmacionistas» y «negacionistas», en base a ese rango que se solapa? Apuesta que no. A la niña Greta no le iba a gustar. Y a la no niña Teresa, tampoco. Ellas son así.

Fuentes:

Mitchell et al 2020:

McKitrick and Christy 2020:

¿Podemos seguir hablando del cuento del clima en estas fechas? Yo creo que a la antigua usanza, no. O sea, no como una cuestión de interés público importante. No digamos ya nada de urgente. Desgraciadamente, hemos recuperado el significado clásico de urgente, que no tiene nada que ver con el significado posmoderno. Pero también creo que sí merece la pena seguir el asunto al modo en que se atiende una discusión académica muy verde, y de resultados nada fiables y muy cambiantes, pero ciertamente interesante. No sé, como quien sigue con pasión la paleoantropología y los orígenes del hombre moderno. Con mucha curiosidad, y con ninguna confianza. Esto es, como entretenimiento. Más o menos intelectual, pero entretenimiento sin más.

Anteriormente nos habíamos quedado en la comparación de la nueva generación de modelos climáticos (CMIP6), con las generaciones anteriores, y con los datos que hay a partir de termómetros. Pero no con respecto a la temperatura que representan, sino con su aspecto principal: el calentamiento que predicen por determinada concentración extra de CO2 en el aire. Lo que llaman sensibilidad climática. (En realidad es con cualquier «forzamiento» climático; pero quedémonos con el CO2, que es la madre del cordero y del debate científico). Teníamos que los modelos nuevos van mucho más «desparramados» que los anteriores. Van ocupando todo el mapa, en lugar de ir centrándose hacia una sensibilidad climática más probable. Estrictamente, van hacia menos conocimiento, no más. (Conocimiento en el sentido de la respuesta a lo que supuestamente nos preocupa: ¿cuánto calienta el CO2, allí en la playa?)

Veíamos la evolución de los modelos del IPCC, con los histogramas de sus tres versiones sucesivas. CMIP3, CMIP5 y CMIP6. Histograma no es más que el número de modelos que producen un resultado, por tramos. Se van yendo para los lados, abarcando más resultados, en lugar de irse concentrando hacia un resultado más «popular». También tiene gracia que los últimos, los CMIP6, hacen un gráfico que sugiere un camello de dos chepas. Como si los modelos se dividieran en dos tipos, bastante incompatibles entre sí.

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¿Y lo nuevo de hoy? Un estudio comparando lo que hace uno de los modelos nuevos de sensibilidad alta, con lo que se conoce del clima en un episodio de calentamiento del pasado remoto. Para ver si lo que dice el modelo que debería ocurrir en aquellos condiciones se corresponde con lo que se sabe (o se cree) que ocurrió realmente. Se trata del Eoceno Temprano, hace 50 millones de años. Una etapa en la que las selvas tropicales prosperaban en los trópicos. Pero para el modelo, la temperatura en esa zona debería exceder los 55º centígrados. Y esa temperatura es muy superior a la que permite la fotosíntesis, y hace incompatible la temperatura del modelo con la existencia conocida de las selvas en la zona.

La época es la del pico de temperatura que representa este gráfico de Wikipedia [–>]. Donde dice Eocene Optimum.

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Según la presentación del estudio, el modelo predice temperaturas lo largo del globo, para el Eoceno Temprano, cuando menos 6º por encima de las que indica la evidencia geológica. ¡6 grados! Eso querría decir que tiene una «sensibilidad climática» pasadísima de vueltas. Y sensibilidad climática es exactamente lo que interesa saber: es lo que calienta el CO2 extra de nuestros pecados, o cualquier «forzamiento» del clima. Los niveles de CO2 estaban en el orden de 1.000 – 2.000 ppm en la época del trabajo que comentamos. (Es muy improbable que ahora vayamos a superar las 600 – 800 ppm, ni siquiera queriendo).

Y tenemos el problema de siempre. Si tienes modelos que aparentemente se pasan ¡6 grados! al intentar reproducir la temperatura del Eoceno Temprano, ¿por qué no tiras el modelo a la basura? Y la respuesta habitual es todos los modelos dicen algunas cosas muy mal, pero esperan que sí digan algunas cosas bien. Sólo que los distintos modelos aciertan y fallan en cosas diferentes. Pero no se puede saber de antemano cuáles son. Y bien está; eso quiere decir que sirven para unas cosas, pero no sirven para otras. Por ejemplo, sirven como curiosidad académica y entretenimiento de aficionados, pero no como elementos para tomar decisiones para problemas especulativos de dentro de ochenta años.

Pongamos la sensibilidad climática del modelo CESM2 dentro del histograma de la última generación de modelos. Representado por el punto rojo. Se añade el rango (5% – 95%) de uno de los últimos estudios de sensibilidad climática basados en observaciones a partir de termómetros. Algo en principio bastante más fino y fiable que los de paleoclima.

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Y este es el entretenimiento, que no urgencia ni emergencia, de hoy. Pare evadirse un rato de los problemas de verdad.

Fuentes:

Del nuevo estudio, Science Daily:

De la noticia, WUWT:

De los histogramas de la sensibilidad climática en los modelos CMPI6, aquí mismo:

Del CO2 durante el Óptimo Climático del Eoceno, NOAA:

 

Los «afirmacionistas» climáticos son una gente muy peculiar. Tienen una teoría, que es cierta. La acumulación de CO2 en la atmósfera produce un desajuste en el flujo de entrada / salida de energía en el planeta, cuyo resultado tiene que ser un calentamiento. Y se quedan muy contentos afirmando su teoría. Todos los días, varias veces antes de desayunar. El problema es que nadie discute esa teoría. Lo que está en discusión son los detalles, y los detalles lo son todo. Todo, como en por ejemplo: ¿tenemos, o no tenemos un problema? Y así acaban organizando una discusión de besugos:

– ¡El cambio climático es real, negacionista!

– ¡Que sea «real» no quiere decir que sea un problema, afirmacionista!

Vamos a intentar ver los detalles. Los dos detalles clave. Que son: ¿cuánto calienta una cantidad determinada de CO2, y cuánto de «problema» supone eso? Las dos medidas convencionales para esos dos detalles son:

ECS (equilibrium climate sensitivity). Lo que se calcula que calienta el CO2 por doblar su concentración en la atmósfera, después de esperar unos siglos a que el sistema se estabilice.

SCC (social cost of carbon). Los perjuicios (o beneficios) económicos de cada tonelada de CO2 emitida.

Es obvio que la segunda depende mucho de la primera. El perjuicio (o beneficio) económico de cada cantidad de CO2, depende de lo que esa cantidad vaya a calentar. De cajón. Si el problema es el calentamiento, cuánto problema dependerá de cuánto calentamiento. Hasta el momento ya ha habido calentamiento, dicen que todo un grado de temperatura. Lo que no ha habido es problema por ese calentamiento. La gente muere menos por causas climáticas ahora que antes (1); y las pérdidas por causas climáticas son menores ahora que antes, como porcentaje de lo que tenemos (2). Las cosechas baten récords casi todos los años (3), etc, etc. Por no perder, ¡ni siquiera perdemos nieve con todo ese calentamiento (4)! Si acaso un poco de hielo marino en el Ártico en verano, y está estabilizado hace trece años (5). Y no le ha pasado nada a nadie por eso; ni siquiera a los osos polares, que están muy contentos y boyantes (6).

Vamos con los dos detalles, que es de lo que no quieren hablar los «afirmacionistas».

1. ECS. Lo que calienta una cantidad de CO2. El IPCC asegura que por doblar la concentración de CO2 en el aire, la temperatura media de superficie subirá en un rango entre 1,5º y 4,5º. Y que no pueden dar una cifra concreta como la más probable, como hacían hasta ahora, por «el desacuerdo entre las distintas líneas de evidencia evaluadas» (7).

Esas distintas líneas de evidencia, incompatibles, son esencialmente los modelos climáticos y los cálculos basados en termómetros. Como ya ha habido calentamiento, y hemos emitido mucho CO2, pueden calcular el efecto de ese CO2 sobre la temperatura. ¡Y sale algo muy distinto de lo que dicen los modelos! Vamos a tratar de resumirlo en un par de gráficos, y usando lo más actualizado de esas líneas de evidencia. Lo del IPCC era de 2013, y por eso usamos los modelos de la siguiente generación, que salen mucho más «desparramados» (8), y la actualización reciente de uno de los cálculos más clásicos derivados del calentamiento observado. Lewis & Curry 2018 (9).

Los modelos, CMIP6, son las barras verticales. Un histograma. Mide simplemente cuántos modelos (frecuencia) dan como resultado el rango de 0,5º de cada barra. Y ponemos encima una transparencia rosita, con el rango del 5% – 95% del resultado del estudio y cálculo de Lewis y Curry.

ecs-cmip6-lc-2018

Se solapan algo, sí; pero son dos cuentos completamente distintos. Y llamarle «evidencia» a los modelos tiene guasa. Se supone que se fían de ellos porque reproducen más o menos bien el calentamiento observado desde 1850. ¡Pero lo reproducen igual de bien con tres veces más de efecto del mismo CO2, que con tres veces menos! Y claro, no es lo mismo que la temperatura media de superficie se vaya a calentar 1,8ºC por doblar el CO2, que si se calienta 5,6ºC. Ni de coña es lo mismo.

Otra forma de ver lo mismo. Pero en lugar de ver el rango 5% – 95% de Lewis y Curry, ponemos su densidad de probabilidad (PDF).

ecs-cmip6-lc-2018-pdf

Más claro todavía que se trata de dos historias muy diferentes.

2. SCC. El «coste social del carbono» (quieren decir CO2, pero usan una jerga como de coleguis). Aprovechamos un trabajo recién salido de Dayaratna, McKitick y Michaels (10). Explican que hay tres modelos principales con los que se calcula. En dos de ellos no se pueden meter los beneficios de la fertilización de las plantas por el CO2. Ni siquiera contemplan la posibilidad de que el CO2 -¡el gas de la vida!- pueda tener algo de bueno. Pero ya es más que obvio a estas alturas. Por ejemplo, esta muy reciente revisión de los estudios actuales. Characteristics, drivers and feedbacks of global greening (11).

El extenso reverdecimiento de la vegetación desde los 1980s es una de las características más notables del cambio en la biosfera en el Antropoceno.

El fenómeno del reverdecimiento, junto al calentamiento, la subida del nivel del mar, y el declive del hielo marino, representa una evidencia altamente creíble del cambio climático antropogénico.

Lo que beneficia a todas las plantas, beneficia también a los cultivos. Pero en dos de tres modelos de cálculo del «coste social del carbono» no se puede considerar ese beneficio. Tabú. Por eso Dayaratna, McKitick y Michaels utilizan el tercer modelo, el que no tiene el tabú. Además, de las dos líneas de evidencia del IPCC sobre lo que calienta el CO2, usan la que los «afirmacionistas» desprecian. Para ver qué diferencia hacen esos dos cambios en el cálculo de cuánto problema es eso del cambio climático. Y la diferencia es abismal, por supuesto. Como para preguntar: ¿pero de qué coño estamos hablando?

El gráfico más claro que lo muestra, es este. Arriba, el cálculo habitual con el «cherry picking» de los afirmacionistas. 44 US$ por tonelada emitida, en 2050. Abajo, contando con los beneficios del CO2, o al menos la fertilización, y con la ECS derivada de las observaciones – en lugar de los modelos climáticos. Entre 7 US$, y un valor ligeramente negativo.

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¿Ahora entiendes el afirmacionismo climático? Es el negacionismo de los detalles.

– ¡El cambio climático es real!

– ¿Y es lo mismo tres veces más, que tres veces menos?

– ¡Es una emergencia!

– ¿La misma emergencia a 44 dólares, que a siete o a cero?

Pues así anda el patio. Entretenido con una emergencia que no soporta los detalles.

Notas / referencias:

(1)

climate-related-deaths-lomborg

(2)

Pielke:

global-weather-related-disaster-losses-pielke

(3) Cosechas:

(4) Nieve:

nieve-rutgers-hn-mm12m

(5) Hielo Ártico.

hielo-artico-septiembre

(6) Osos:

Crockford, S.J. 2017. Testing the hypothesis that routine sea ice coverage of 3-5 mkm2 results in a greater than 30% decline in population size of polar bears (Ursus maritimus). PeerJ Preprints 2 March 2017. Doi: 10.7287/peerj.preprints.2737v3 Open access.

(7) Desacuerdo distintas líneas de evidencia: IPCC AR5 WGI all final (pág. 16, al final).

(8) Modelos CMIP6: Carbon Brief (CMIP6: the next generation of climate models explained)

(9) Lewis & Curry 2018:

(10) Climate sensitivity, agricultural productivity and the social cost of carbon in FUND

(11) Characteristics, drivers and feedbacks of global greening

 

 

 

 

inm-cm5-pasado

Uno de los argumentos más clásicos de los afirmacionistas del drama climático, es que sólo se pueden modelar las temperaturas recientes conocidas (desde 1850) si se mete en el modelo el efecto de calentamiento del CO2.

Dejemos que desarrolle el argumento la web de referencia del activismo afirmacionista:

Testing models against the existing instrumental record suggested CO2 must cause global warming, because the models could not simulate what had already happened unless the extra CO2 was added to the model. All other known forcings are adequate in explaining temperature variations prior to the rise in temperature over the last thirty years, while none of them are capable of explaining the rise in the past thirty years.  CO2 does explain that rise, and explains it completely without any need for additional, as yet unknown forcings.

El argumento tendría cierto peso si se pudiera modelar decentemente la variabildad interna del sistema. Que no es el caso. Y aun así, sólo sería cierto peso; no mucho. Porque hay modelos que representan más o menos bien el pasado con mucho efecto de calentamiento del CO2, y otros con muy poco.

No, no lo has entendido mal. Hay modelos que reproducen más o menos bien la temperatura global entre 1850 y ahora, metiendo en el modelo un efecto muy grande del CO2 que hemos emitido. Grande, por ejemplo, como 5,6ºC de aumento de temperatura por doblar la cantidad de CO2 en la atmósfera. Y hay otros modelos que hacen exactamente lo mismo, con un efecto pequeño del CO2. Pequeño, como 1,8ºC de aumento de temperatura por doblar la cantidad de CO2 en aire. O sea, un efecto tres veces menor.

Y aquellos a los que los afirmacionistas llaman «negacionistas», no niegan que el CO2 produzca calentamiento. Afirman que toda la evidencia empírica apunta a un efecto entre pequeño y moderado. Y también tienen la osadía de decir que ese efecto moderado de calentamiento, es más probable que se demuestre beneficioso en conjunto, que perjudicial.

Guy Callendar, padre de lo que se podría llamar la «climatología del CO2», era un «negacionista» redomado.

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En dibujito, el cachondeo de «los modelos» se puede expresar así.

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Supongo que se entiende. Hay modelos climáticos que sí entran dentro de lo que dicen los malvados «negacionistas». Especialmente en la nueva generación, la CMIP6. Y destaca dentro de ellos un modelo heroico. El mismo que ocupaba la posición más baja en la generación CMI5, la repite en la CMIP6. Es el modelo del INM-CM (Modelo Climático del Instituto para Matemáticas Numéricas, de Moscú).

Como muestra el gráfico del principio, reproduce la temperatura global de superficie, entre 1850 y ahora, tan bien como cualquier otro. Mejor que muchos.

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Y no sólo. La temperatura global de superficie es la parte fácil, porque los modelos están «tuneados» para conseguir precisamente eso. Y lo hacen todos. Lo que no hace casi ninguno es aproximarse en el calentamiento más arriba de la superficie. Que es más relevante, porque es donde se produce «el efecto invernadero». Casi ninguno … ¡menos el modelo jabato de Putin! Lo podemos ver en el clásico gráfico de Christy; es el único modelo que va junto a las observaciones en la troposfera media.

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Así que el gran argumento es bastante bastardo. Nadie dice que el CO2 no tenga ningún efecto en la temperatura; vaya, entre los especialistas críticos del cuento de terror del clima. Y «los modelos» no dicen todos lo mismo. Ni de coña. Aun más. Como veíamos el otro día, según avanzan las generaciones de los modelos, el mensaje es cada vez más dispar entre ellos.

(Nota: ECS es lo que calienta el modelo la temperatura de superficie por doblar el CO2, y esperando al equilibrio del sistema – unos siglos).

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Es verdad que cuando los afirmacionistas hablan de «los modelos», se refieren a la media de los modelos. Pero es que la media de los modelos es un resultado francamente poco popular entre ellos mismos. ¡Son los modelos los que no creen en la media de los modelos! ¿Vamos a no hacerles caso en lo único con sentido que dicen?

Total, otra trola: no se puede modelar el clima que hemos conocido, sin contar con el efecto del CO2. Bueno, ningún sistema caótico se puede modelar, pero lo que modelan los chicos del clima sí se puede hacer con un efecto moderado y nada preocupante del CO2. Los rusos, que no tienen ningún problema con la idea de que en la taiga haga un poco menos de frío, ni están nada histéricos con el asunto, lo hacen estupendamente.

¿Vamos a creernos el modelo INM-CM, porque nos guste? ¡No, eso es cosa de los afirmacionistas! Solamente estamos jodiendo un argumento bastardo muy muy habitual.

Fuentes:

 

 

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