aldea global


Luis Bouza-Brey

 

Hoy deseo inaugurar una nueva forma de participación en Plaza Moyúa que viene a cerrar, en cierta medida, mi alejamiento de año y medio del Ruedo Ibérico, cuando el hartazgo con respecto a la situación de estancamiento político y la desesperanza de que se activaran soluciones a la parálisis y el derrumbe del sistema de libertades, me llevaron a tomarme unas «vacaciones bananeras» y, posteriormente, a hibernar mi página web y suspender mi participación cotidiana en este blog.
Desde entonces ha pasado el tiempo, y aunque mi sensación de desasosiego y hartazgo sigue viva, el deterioro de la vida política, la parálisis y, en consecuencia, la urgencia de la necesidad de que se vuelva a coger el timón del gobierno del país, me llevan a volver a Plaza Moyúa y a la participación en el Ruedo Ibérico, aunque con poca confianza en que ello sirva para algo más que para expresarme.
Por eso deseo inaugurar esta sección de «COUSAS», en la que, de vez en cuando, traeré al blog artículos de opinión que me parezcan significativos y relevantes para la reflexión y el debate.
Junto a ello, estoy incrementando mi participación en FACEBOOK, que me sirve para detectar corrientes de opinión y aportar mis ideas a un sector amplio de la opinión pública.
Por lo que respecta a mi pàgina web de «Comentarios de actualidad política», todavía tengo que decidir su status futuro.

Hoy, el tema que deseo aportar a esta sección es el del fin de época que estamos viviendo. Un fin de època que afecta al régimen del 78, a la Unión Europea, y a la política internacional.

UN ESQUEMA ANALÍTICO

Por lo que respecta a nuestro país, y al análisis político general, suelo utilizar dos conceptos teóricos que creo resultan útiles para la percepción de la realidad: el concepto de sistema político es el más genérico, y hace referencia a las variables básicas de la vida política, como son los problemas de la vida social (económicos, sociales, culturales e internacionales), las corrientes culturales y de opinión emergentes y dominantes en la sociedad, los actores sociales y políticos que interactúan en ella, los equilibrios y formas de interacción entre estos actores, y la situación general de cooperación y conflicto resultante de todas estas variables.
El concepto de régimen político lo utilizo para hacer referencia a las estructuras y normas más formales e institucionalizadas de la vida política, como la Constitución y las leyes básicas, las organizaciones sociales y políticas (grupos de interés, partidos políticos), el régimen electoral, y las instituciones centrales y periféricas del Estado.
La combinación de los conceptos teóricos de sistema y régimen político permite percibir la dinámica del cambio político y anticipar sus posibles direcciones: cuando los elementos del sistema cambian, el régimen tiene que adaptarse o sucumbir, mediante las formas del cambio conocidas de la Reforma, la Revolución o el Golpe de Estado.

UNA CRISIS MULTIDIMENSIONAL

La tarea esencial de los politólogos consiste precisamente en anticipar, prever y orientar el cambio político, y por eso deseaba aportar hoy estos criterios metódicos, antes de entrar en el fondo de la cuestión que hoy me parece relevante, la del fin de época en España, la Unión Europea y las Relaciones Internacionales.
Para entrar en materia traigo al blog diversos artículos que plantean directa o indirectamente esta cuestión: Zarzalejos y la crisis política del país y la función de Ciudadanos; Esteban Hernández y la crisis de la clase media que constituye la base social del sistema político español y del régimen del 78; y Manjón y el anàlisis de la crisis económica de la Unión Europea.
Hubiera deseado aportar algún artículo más sobre la crisis general e institucional de Europa y sobre el cambio de las relaciones internacionales, pero no dispongo en estos momentos de esta información a mano, y la dejo para más adelante.
Acabo esta larga introducción con la tesis de que el cambio impulsado por la globaluzación en las relaciones internacionales, con sus potencias emergentes y decadentes, la crisis económica de los últimos años, la parálisis institucional de la Unión Europea, y los efectos de la crisis económica sobre el sistema político español, así como el estancamiento y corrupción del régimen del 78, están abriendo, después de cuarenta años de la muerte de Franco y el comienzo de la transición, un nuevo período en la Historia de España cuyos rasgos definitorios sólo se pueden entrever, de momento.
¿Cuál es el modelo de salida de la crisis del régimen, el modelo de «Podemos» o el de «Ciudadanos»; el modelo revolucionario, o el reformista?
¿Serán capaces, alternativamente, el PP y/o el PSOE de coger el timón de una vez y dirigir la salida de la crisis?¿o su parálisis y ceguera nos llevará al derrumbe, la balcanización y el Estado fallido?
Creo que estas son las preguntas a hacerse. Les dejo con algunas propuestas de análisis. Vean los artículos mencionados:

JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS: «Un precio destructivo»
en «El Confidencial» del 13-12-14

ESTEBAN HERNÁNDEZ: «El problema de la clase media: por qué nadie planta cara a Podemos»
en «El Confidencial» del 17-12-14.

JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS: «Albert Rivera y los electores huérfanos»

en «El Confidencial» del 16-12-14.

 

LUIS MARIANO MORENO ECIJA, Carta al Director de «El País » del 29-9-14: «Europa nunca saldrá de esta crisis»

PEDRO L. MANJÓN, en «R.T.V.E.ES» del 8-5-14:
«Cinco años de crisis que pusieron en jaque la supervivencia del euro»

 

HUMANIDAD, CONCIENCIA Y LIBERTAD

 

Luis Bouza-Brey, 12-9-14

 

 

Se encuentra uno, a veces, con eslabones de ideas que desencadenan una corriente de hipótesis que van surcando la oscuridad en busca de sentido. Eso me ha sucedido hoy, doce de septiembre, con un artículo de Javier Reverte en la tercera de «ABC» denominado «El Mal», que insertaré a continuación, una vez hecho el relato de la corriente de ideas emergentes de él:

Estoy convencido de que es ley del Cosmos que de él surjan vida y conciencia, vida consciente, materia que se reproduce a sí misma y de la que brota la búsqueda del sentido de sí misma y de todo.

Y estoy convencido de que ello es resultado de que el fondo del Cosmos es Conciencia, de la que brota esa vida consciente que constituye la expresión minúscula y refleja de esa inmensa corriente de Consciencia que da sentido a a Todo.

Por eso concibo al ser humano como un sujeto cuya naturaleza esencial es la búsqueda del conocimiento que le permita encontrar y dar sentido a su ser, y orientar su conducta hacia la superación de las coerciones del mundo material y social, que redunde en el incremento de su capacidad de elegir el curso de su vida. La naturaleza del ser humano, en mi opinión, es la de ser vida consciente que se esfuerza por alcanzar una libertad creciente. Conciencia y Libertad constituyen la esencia del ser humano. Conciencia y libertad aleatorias, pero que constituyen arquetipos teleológicos del ser humano, por los que tiene que trabajar en un proceso de esfuerzo material y reflexión intelectual que no tienen fin.

A esta tesis fundamental podrían añadírsele reflexiones colaterales sobre la reencarnación individual o el aprendizaje colectivo e histórico de la Especie, pero no es este el momento de emprenderlas.

En este marco conceptual encaja adecuadamente la inserción de una ética «ilustrada», por concepciones religiosas o laicas que intenten encontrar sentido a la vida humana. Pero surge permanentemente el problema intelectual de sintonizar equilibradamente las coerciones materiales, sociales y de sentido, derivadas de las diferentes dimensiones del ser humano, y los problemas del ajuste mayor o menor, o del desajuste, entre estas exigencias.

Para finalizar este breve pero intenso apunte, quisiera señalar la relación entre estas ideas anteriormente apuntadas y el problema de la erosión de la «ética» apuntado por Reverte:

Estamos viviendo una época de crisis general, de cambio de paradigma, en el que la globalización distorsiona todos los elementos de la realidad: dimensiones del ser humano, estructuras, organizaciones, comportamientos e ideas; y este cambio de paradigma, esta crisis global, degrada, corrompe, desorienta y envilece al ser humano, que tiene que renovar e intensificar esfuerzos en su búsqueda permanente de sentido, dirección y supervivencia.

 

A veces rompo la pauta autoimpuesta y respetuosa de no publicar artículos de «ABC» antes de que el propio periódico los abra al conocimiento en abierto. Lo hago cuando creo que la importancia de lo publicado es excepcional. Y este creo que es el caso del artículo de Javier Reverte publicado hoy, 12-9-2014 en «La Tercera» de «ABC».

Artículo que inserto íntegramente a continuación, a la espera de que, a lo largo del día, se pueda sustituir por un «enlace» que nos lleve a èl.

 

EL MAL

POR JA­VIER RE­VER­TE, PE­RIO­DIS­TA Y ES­CRI­TOR, ‘ABC’ – 2014-09-12

«Na­die, a es­tas al­tu­ras, ni si­quie­ra la au­to­pro­cla­ma­da iz­quier­da, po­ne en cues­tión a un ca­pi­ta­lis­mo que as­pi­ra a en­ri­que­cer­se a ba­se de in­ge­nio, de diá­lo­go y de ries­go per­so­nal. Pe­ro ca­si to­dos de­tes­ta­mos ese ca­pi­ta­lis­mo que pre­ten­de con­ver­tir­nos a la mayoría de los humanos en esclavos.

 

JEAN-Paul Sartre era una mente luminosa, dotada de una excepcional capacidad analítica, que sin embargo se equivocó muy a menudo. Y en especial, en los aspectos morales de su filosofía política. En cierta ocasión admitió, quejumbroso, su incapacidad para dotar a su pensamiento de una dimensión ética. Y extendió ese fracaso a la generalidad de los pensadores surgidos de las ruinas de la II Guerra Mundial. Se equivocaba otra vez, o quizás mentía, porque a su lado, pero en su disidencia, crecía una figura de indudable talante moral, Albert Camus, tachado de esteticista por los pensadores progresistas franceses de su tiempo.

Ahora nos hemos acostumbrado a caminar desnudos de ética y son pocos aquellos de nuestros pensadores que buscan en estos tiempos dotar de un sentido moral a la historia, como si dieran por buena la visión de Macbeth: «La vida es una historia narrada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa». Parece que ya no creemos en la redención y que hemos renunciado a la construcción de un mundo mejor, algo que ha sido una constante en el esfuerzo de los hombres a lo largo de los siglos, o por lo menos de unos cuantos: los pensadores. Y el hombre, si renuncia a la redención, es un animal herido.

Digo esto, no sólo porque me asuste ver el crecimiento de la corrupción, contemplar cómo la avaricia de los poderes financieros se ha desbocado sin que nadie sepa cómo ponerle el freno, sentir el desánimo palpitante de una sociedad que no ve salida a la crisis económica y moral…, no es eso sólo. Me asusta más darme cuenta de la resignación con que aceptamos convivir con ello y la naturalidad y el conformismo con que se abren paso nuestros sentimientos de derrota.

El mal y el delito se han hecho costumbre y convertido en hábitos; los malvados ya no se esconden, los estafadores sonríen a las cámaras de los fotógrafos, el que no se enriquece por los medios que sea es que es tonto –lo dijo tal cual un socialista en tiempos de Felipe González, el entonces ministro de economía Carlos Solchaga– y el caso Pujol no lo juzgamos como una catástrofe de la democracia, sino que lo contemplamos a veces como la habilidad de un golfo lo suficientemente listo como para construirse una biografía de patriota ejemplar. Resulta curioso que esa catástrofe ética e institucional le produzca al actual «president» de la Generalitat, en sus propias palabras, solamente «pena, tristeza, lamento y decepción». ¿Nada más que eso, señor Mas? ¿No le irrita, no le dan ganas de escupir al muy honorable, no siente deseos de abofetear hasta que le duelan las manos al hombre que enfangó el prestigio de Cataluña y el de todas las instituciones democráticas? Pujol no era sólo un político de relumbrón, sino el abanderado de la dignidad de su pueblo y de la defensa del imperio de las leyes. Ahora hemos visto que esa bandera era tan sólo un capote para protegerse del toro de la justicia.

Por otra parte, he visto imágenes muy penosas estas semanas en los periódicos, a las que podría poner como ejemplo de la indiferencia con que nuestra sociedad contempla el derrumbe de la moral pública. Citaré una sola, no obstante: la de Carlos Fabra, el antiguo presidente del PP de Castellón, saliendo chulesco de la Ciudad de la Justicia, mientras un agente de Guardia Civil, en la puerta de los juzgados, le estrecha la mano con gesto sonriente. ¿La ley se cuadra ante el corrupto?

Yo veo el delito financiero como una de las caras del mal, cuya raíz no es otra que la ausencia de una dimensión ética en el mundo de hoy, de una ética, por supuesto, laica. Me puedo imaginar una alegre reunión de Pujol y señora con sus «pujolitos», bajo el árbol de la Navidad familiar, planeando cómo se van a enriquecer usando de sus influencias y de su gran amor a Cataluña. Y mientras los niños cantan «Campana sobre campana» y abren los paquetes con los regalos, imagino el rostro enternecido del abuelete que ha sido capaz de construir una familia unida sobre una montaña de monedas de oro, protegida por la campana de «su» Cataluña. Si yo tuviera talento como dibujante, pintaría a Pujol como un tío Gilito con barretina.

En estos días, uno añora la Europa del siglo XVIII, la Europa de las luces de la Ilustración, rayos de luminosidad que hoy nos quieren arrebatar congregaciones intransigentes en el interior de la Iglesia católica –menos mal que ha venido el Papa Francisco a poner orden–, movimientos políticos repulsivos de signo xenófobo que recuerdan los principios ideológicos del nazismo y un avariento y enloquecido sistema financiero. Vale recordar lo que decía, en 1997, Rüdiger Safranski en su magnífico libro «El Mal»: «Las catástrofes del siglo XX nos han impartido una lección, a saber: que el poder económico ha de equilibrarse con el poder político». Habría que añadir hoy que el poder político precisa equilibrarse con el poder de una ética y una justicia vigorosas.

Hace un par de décadas, el director de cine galés Peter Greenaway proclamaba con euforia: «Nos hemos deshecho de Dios, de Satán y de Freud. ¡Por fin estamos completamente solos en la historia de la humanidad!». Vale. Pero no hemos sabido deshacernos del poder del dinero ni construir una moral que controle los instintos de los más ricos.

Nadie, a estas alturas, ni siquiera la autoproclamada izquierda, pone en cuestión a un capitalismo que aspira a enriquecerse a base de ingenio, de diálogo y de riesgo personal. Pero casi todos detestamos ese capitalismo que pretende convertirnos a la mayoría de los humanos en esclavos. Fracasados los políticos por embridar a los poderes financieros, es la hora de los pensadores audaces.

En el Renacimiento, hartos de un Medievo en sombras, los hombres miraron hacia la Grecia clásica para reinventarse. ¿No será ahora la ocasión de girar la cabeza hacia los principios de la Ilustración para reconstruir una suerte de despotismo democrático?

José nos cuenta [–>]:

Verás, yo lo enfoco de manera muy diferente que tu. Yo no soy físico, meteorólogo, ni nada por el estilo. Sinceramente, creo que cualquier persona con alguno de esos oficios tiene accesibilidad a muchos datos que ni siquiera están en internet. Yo no me voy a poner a hacer un estudio sobre el tema, por eso mismo. Recuerda: en internet cualquiera puede poner datos, y casi todo el mundo tiene acceso a ellos, por mucho que encuentres fuentes más o menos fiables. Yo no me voy a poner a rebatir uno por uno tus datos, no tengo ni tiempo, ni ganas.
Tu estás que es un ciclo natural, que nuestro impacto es mínimo en el asunto, y que para reducir las emisiones tendría que empeorar mucho nuestra calidad de vida. Hay mucha otra gente que está aportando datos de que es TODO por culpa nuestra, que en relativamente “poco tiempo” nuestra temperatura subirá… Las dos teorías son interesantes, y yo no las puedo juzgar, por lo que te he dicho antes. Por eso, he decidido creer en la que más cambio supone, por que para mí, en mi “teoría moral”, como tu dices, es prefiero asumir un sacrificio (este es otro tema, se podría reducir mucho la emisión de gases sin demasiado sacrificio, hay otras fuentes de energía, combustibles… y eso es una gran parte), a poner en riesgo el planeta. Y ya me puedes dar más, y más, y más datos, pero yo, mientras haya gente (y mucha gente) probablemente mas cualificada que tu en el tema convencida de lo contrario, no pienso cambiar de idea. Yo no se lo que has tardado en hacer tu investigación, y puede que tengas razón. Pero yo seguiré pensando lo que pienso, mientras no pueda juzgar,

Gracias, José.

La clave de lo que dices es «mientras no pueda juzgar«. ¿No puedes, o no quieres? Yo creo que no quieres. Y en todo caso sé que sí puedes.

Es un problema puramente lógico, y bien interesante. Y en realidad fácil, aunque no lo parezca a primera vista.

Tienes que juzgar el mensaje que transmite una amplia mayoría de científicos del cambio climático (no es lo mismo que científicos del clima). Con una minoría muy muy cualificada que dice que no se puede sostener lo que afirma la mayoría. ¿Cómo podrías juzgar eso?

Pues con el sistema que tienes para juzgar cualquier caso científico similar. Y es tan simple como lo que te digo. El sistema para distinguir entre una ciencia madura y una ciencia inmadura y de frontera. Mirar si hacen predicciones difíciles, que no se podrían hacer sin esa teoría, y ver que aciertan. Eso va a misa. Solo puedes tener la duda de qué nivel de acierto exiges. Pero en este caso no hay duda, porque el nivel de acierto es cero patatero. Tan claro, como que ellos mismos intentan disimular, diciendo que no hacen predicciones, sino «proyecciones·. Te sugiero que trates de averiguar la sutil diferencia entre ambas. No hay, sólo es una manera de disimular.

O sea, no vale nada que me digas que hay una gente que da unos datos, y otra que da otros contrarios, y que por si acaso, debemos de empobrecernos.. Los datos no son contrarios. Datos son datos. O buenos, o malos. Solo pueden ser contradictorios, y eso pasa porque alguien te está presentando solo una parte de los datos que hay. Mira todos, y no hay problema. Pero, sobre todo, no necesitas ni siquiera datos. Si quieres la versión simple, solo necesitas las predicciones, y esperar a que se cumplan … o no.

Por cierto, no hay datos que «no están en internet», o al menos que no están en una publicación científica accesible – aunque sea pagando. La ciencia, o se puede reproducir, o simplemente no es ciencia. Y no se podría reproducir con datos ocultos. Olvida esa idea.

Sobre lo de empobrecerse, y eso que dices de que «se podría reducir mucho la emisión de gases sin demasiado sacrificio», la cuestión es muy simple. ¿Produces energía más cara o más barata con esos sistemas que reducen las emisiones? Quitando la energía nuclear, mucho más cara. Y como todo lo que fabricas y haces lo haces con energía, encarecer la energía es encarecerlo todo. Y si todo te cuesta más, y tienes el mismo dinero, ¿eres más rico o más pobre?

– Yo no me voy a poner a rebatir uno por uno tus datos, no tengo ni tiempo, ni ganas.

Estupendo. Eres muy libre, y se ve que piensas lo que quieres pensar, no la realidad. Pero lo que no puedes hacer es afirmar que lo que yo sostengo, con datos del mismo IPCC (por ejemplo en el video), es «absurdo», pero que no te da la gana rebatir los datos. Por no hablar de los datos de la entrada que te parece «absurda» [–>], que tampoco rebates.

Porque me temo que lo absurdo (contrario y opuesto a la razón) es lo tuyo. Puedes leer esos datos del IPCC, y hacer las cuentas tú mismo. O puedes contrastar los datos de la entrada mencionada  [–>], tan absurda.Y si te parece que están mal, lo expones.

¿Estamos de acuerdo en que la postura absurda es la tuya? ¿O eres de los que piensas que la razón es lo que a ti te gusta?

Ayatola, no me toques la pirola

La globalización tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Entre las malas está que de repente tienes que convivir en este mundo tan chico con ayatolas, y otros esperpentos medievales.

Yo no sé gran cosa de Carla Bruni, salvo lo que se ve. Una joven señora muy guapa y agradable, y con estilo, aparte de mujer del presidente de la República Francesa. Y, al parecer, civilizadamente sensible a las salvajadas y bestialidades que con esto de la globalización nos quedan demasiado cerca. Ha firmado hace poco una petición  junto a otras francesas célebres, para que liberen a Sakineh Mohammadi-Ashtiani, una Iraní a la que van a lapidar.

Preguntada, debió de contestar:

¿Por qué perder tu sangre y dejar a tus hijos sin madre? ¿Porque has vivido, porque has amado, porque eres una mujer, y porque eres iraní? Todo dentro de mi me impide aceptar eso.

La jodimos. Con la «Alianza de Incivilizados» hemos topado. Desde «puta francesa», hasta «merece morir», le rebuznan los medios iraníes. Empezando por el periódico Kayhan, cuyo editor y director jefe está nombrado por el líder supremo Ayatollah Ali Khamenei. Que se permite filosofar sobre las esencias morales de C.B. juzgando su vida sentimental y matrimonial.

¡Bravo, Bruni!

El mundo se ha quedado pequeño, y todos nos vemos. La aldea global. Y podemos ponernos a silbar mirando para otra parte, y hacer como que los bestias salvajes son normales, o podemos protestar. Podemos ser civilizados, como Carla Bruni, o podemos ser patanes rastreros y jugar a alianzas y disimulos. Como los Zapateros y las Bibianas, tan feministas y tan de «civilizaciones», que nunca se les oirá protestar de las lapidaciones de mujeres ¡por adulterio!

Y ya que estamos con ayatolas y pirolas, se puede aprovechar para contestarle a Muammar Gadaffi, en su propuesta de que Europa se islamice,  pagando auditorios de modelos solo femeninas para conseguir que le escuchen.

Muammar, mira la foto de arriba. ¿La has visto bien? Y ahora mira la siguiente.

Pues si a la pinta de peligro medieval que tienes, le sumas las cosas que salen desde tus correligionarios, como llamar puta a Bruni y desear su muerte, por no hablar de lapidar y y latigar a mujeres, asesinar a la gente en masa con atentados terroristas, impedir la libertad de expresión y de pensamiento, y no ser capaces de crear un solo país islámico que se pueda considerar ni remotamente civilizado, supongo que lo entiendes. Y si lo has pillado, ya solo falta que se lo expliques al Zapa, y a la Bibi, que les cuesta mucho.

No se me va a ocurrir recomendarles a los Muammares que cristianicen sus pocilgas, como un paso razonable para conseguir unos países más laicos, e irse escapando de la teocracia, del medievo, y de la barbarie. Después de todo, ¿quien soy yo para decirle a nadie que se salga de la mierda, si le gusta? Lo único que se podría -y debería-  pedir, es que si vienen, no se traigan consigo el mal olor. Y que no insulten a las señoras, aunque sean guapas.

No es raro tropezarse en la jungla con con blogs pretendidamente informados, y no digamos con prensa que va de seria, que se permiten despreciar a los que expresan dudas sobre la tesis del CO2 y el fin del mundo. Y, con dos cojones, les llaman anticiencia, aparte de «negacionistas», «flatearthers» (tierraplanistas), traidores a la humanidad, y lindezas por el estilo. ¿Habrá de verdad nadie tan cretino para escuchar en serio a los pretendidos serios que usan expresiones así? No lo entiendo, por mucho que el charlatán colorista de turno se llame El Mundo o El País, se llame BBC, o se llame New York Times.

Dejémoslo claro. Estos apasionados vividores de la alarma les llaman negacionistas a los demás, cuando son ellos los que niegan la más elemental evidencia de todo este asunto. A saber, que hay una discusión científica en curso. Y bien válida. Y para que quede claro y demostrado lo absurdo de la pretensión de estos fantasmas que pretenden hablar en nombre de «la ciencia», os dejo una charla de Jasper Kirby, de hace unos meses. Kirby es el director de un proyecto llamado CLOUD, del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN), que investiga un posible mecanismo por el que el sol podría ser el principal causante de los cambios climáticos como el que tenemos ahora. El CERN es el mayor y el principal labratorio de física de partículas del mundo. EL proyecto CLOUD está financiado y participado por la siguientes universidades y organismos científicos:

  • University of Aarhus, Denmark
  • University of Bergen, Norway
  • California Institute of Technology, USA
  • CERN, Switzerland
  • Danish National Space Center, Denmark
  • Finnish Meteorological Institute, Finland
  • University of Helsinki, Finland
  • University of Kuopio, Finland
  • Lebedev Physical Institute, Russia
  • University of Leeds, United Kingdom
  • Leibniz Institute for Tropospheric Research, Leipzig, Germany
  • University of Mainz and Max-Planck Institute for Chemistry, Mainz, Germany
  • Max-Planck Institute for Nuclear Physics, Heidelberg, Germany
  • Paul Scherrer Institute, Switzerland
  • University of Reading, United Kingdom
  • Rutherford Appleton Laboratory, United Kingdom
  • Tampere University of Technology, Finland
  • University of Vienna, Austria

Y ahí queda esta interesante dosis de «anticiencia», al decir de los fantoches que se creen «la ciencia», y que pretenden negar la validez o incluso la existencia misma de la discusión en curso. Jasper Kirby explica en una hora densa la hipótesis de los cambios en la actividad solar como causa principal de los cambios en el clima, incluido el actual. No les gusta nada a nuestros queridos alarmistas, porque es sumamente difícil echarnos la culpa de lo que ocurre dentro del sol. Y aun más, hacer política con ello.

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