Potemos


vascos-no-asesinos

Hay que disculpar su rusticidad y falta de finura intelectual. Al cabo, son gente convencida de que el vascuence es una riqueza cultural. Literalmente. Y eso ya marca con bastante claridad su idea de la cultura, o de lo que la cultura aporta. Parrillada grasienta de pollo con kalimotxo.

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Correspondientemente, su gimnasia «intelectual» para hacer de los asesinos no-asesinos, es a la historia del pensamiento como la parrillada grasienta es a esta foto sacada de la serie Versalles. Pero cada público tiene sus incentivos. Y hasta su idioma «propio», dicen.

Problema: Asesino es el que asesina. Pero no hace falta que lo haga todos los días para seguir siendo un asesino. No, simplemente es el que asesina para resolver un problema, porque en ese caso asesinar le parece mejor que no asesinar. Circunstancia que se puede repetir, o no; sin que la no repetición lo convierta en un no asesino. Por ejemplo un parricida sólo mata una vez, y es parricida para siempre. Un maldito asesino, vaya, pero más especializado que el grupo de Otegui.

Hay veces en que los terroristas se convierten en ex-terroristas. No es una figura que suela usarse para los asesinos, lo del ex, porque se considera que el asesinato supone sobrepasar una barrera moral que sólo hace falta superar una vez para ser un asesino ya siempre. Pero con el terrorismo sí se usa lo de ex, cuando toca. O sea, se puede ser un asesino ex-terrorista. Pero para eso hace falta que el fulano comprenda, y haga ver bien claro a los demás, que le parece muy mal haber sido terrorista. Todo un error. Y como no es el caso de Otegui, y ha dejado muy claro que nunca lo va a ser, quiere decir que Otegui nunca va a transitar a ex-terrorista.

Pues ahora ponle a un vasco de esos del vascuence como riqueza cultural a hacer bodoques con la idea de que los asesinos ahora son no asesinos. ¿Qué quieres que salga? El adefesio que estamos presentando. Pero el problema de verdad no es el adefesio, sino asesinar. Y hacer salves a los asesinos. Que también tiene su nombre.

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Comentario al editorial de «ABC» de hoy: «La pésima gestión de los populistas».

 

Lo que no se entiende muy bien es qué tipo de generación esperaban tener. Pero esto es lo que hay; nenas … y además histéricas. En USA le llaman «Snowflake Generation«, que quiere decir lo mismo; nenazas. Y este puede que sea uno de los ejemplos más espectaculares.

 

El tío que flipa, pero con calma, es el profesor Nicholas Christakis [–>], físico y sociólogo en Yale. Por poner una nota de contexto, la revista Times le puso en su lista de 100 personajes más influyentes de 2009. Del mundo. En el momento de vídeo (octubre 2015), Christakis acumulaba dos circunstancias muy desafortunadas. Era «master» del «Silliman College» (el mayor de Yale), y estaba casado con su mujer, Erika.

Erika Christakis, profesora especializada en la educación de la primera infancia, y por tanto muy adecuada para mejorar la educación de las nenas, acababa de criticar un comunicado de un comité de Yale en el que se sugerían normas en el uso de disfraces de Halloween. En este caso era el Comité de Asuntos Interculturales, tócate las narices. Básicamente decía que los estudiantes no se disfrazaran de una forma que otros pudieran considerar ofensiva; poniendo una serie de ejemplos de disfraces presumiblemente inadecuados. Por ejemplo es ofensivo disfrazarse de indio, pero no es ofensivo disfrazarse de vaquero.

Y la crítica de Christakis iba por el lado de contemplar la posibilidad de que un poco trasgresión forme parte de la educación elemental de cualquier humano que aspire a adulto. Así como acostumbrarse a ser ofendido. Tal vez -apuntaba Erika- sea mejor que los propios estudiantes prueben y decidan dónde están los límites, sin que tenga que venir la autoridad a señalárselos. Teniendo en cuenta, además, que las fiestas siempre tienen un sentido de ampliar los límites de lo que en circunstancias normales se considera transgredir.

Resultado. Gran revolución de las nenazas por todo Yale; por la crítica de Erika Christakis a la autoridad, y por el apoyo mostrado por Nicholas a su mujer. A resultas de la cual Erika abandonó la educación, y Nicholas se ha tomado un semestre sabático de acuerdo con la Universidad. Por otra parte nadie parece destacar la aberración de que una puta niña de 18 años le grite -¡tú te callas!- a un profesor, y encima de ese calibre; y se permita largarle un chorreo de kindergarten en modo histérico. Sin que le expulsen de la universidad ni nada. Vaya, sin que nadie siquiera plantee la posibilidad de una recriminación.

El vídeo no tiene una audición muy buena. Hay una transcripción aquí [–>]. Resumo / destaco el argumento de la histérica, todo a gritos con un tono perfectamente insoportable.

¡Cállate!

Tu trabajo es crear un espacio de confort y doméstico para los estudiantes que viven en Silliman.

¡No se trata de crear un espacio intelectual! ¿No lo entiendes? ¡Se trata de crear una casa aquí!

Se está haciendo normal que cada tanto tiempo se vea algún profesor universitario protestando en la prensa. Como desde 2013. Curiosamente también de cómicos, que en general han dejado de actuar en las universidades porque las nenazas se ofenden.

Pero son protestas acojonadas y a la defensiva; pidiendo que no expulsen a los profes que intentan defender la libertad de expresión y la función de la crítica en la creatividad intelectual; en vez de pedir  que sí expulsen a las nenazas a las que no se les ha programado el concepto de respeto por alguien que, intelectual y vitalmente, está órdenes de magnitud por encima.

Este caso del halloween de Yale muestra muy bien cómo opera funcionalmente el esquema. La dinámica. Basta mirar de dónde a dónde se traslada el poder. En la universidad -digamos- clásica, la obsesión es depositar el poder en dos elementos. El profesor de prestigio (con libertad de cátedra alcanzada tras los suficientes logros académicos), y la razón (a través de la libertad de expresión y de crítica, y del debate académico). En la sociedad de las nenazas el poder se traslada a oscuros burócratas (los administradores de la universidad) a través de la supresión de la libertad de crítica (y de cátedra), con la disculpa de la protección de diversas categorías de víctimas imaginarias — que actúan como hordas salvajes al servicio de esos burócratas.

No es un caso especial; sólo es un caso más claro. Lo puedes ver por doquier. Potemos es exactamente el mismo asunto.

El cuento del Calentamiento Global Acojonente opera bajo una premisa calcada. Nuestra guerra de las lenguas marginales es otra versión más de lo mismo – con la particularidad de que aquí la victima imaginaria es … ¡una lengua!

Las nenazas saben lo que hacen. Saben quién manda, y a quien servir para conseguir las migas de pan. No son la enfermedad; sólo son el síntoma. Y era inevitable.

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Pillado por Twitter [–>]

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Se le achaca a Churchill la frase de que el mejor argumento contra la democracia es una charla de cinco minutos con un votante medio. Y es verdad; la cita y el argumento.

Los felices ingenuos piensan que eso es un problema. Como si el mundo no hubiera avanzado. Digo, en el sentido de cambiar, no de mejorar. Y no se dan cuenta de que si Sir Winston pensara hoy en el mismo asunto de los puntos delicados de la democracia, probablemente cambiaría la frase. Apuesto:

El mejor argumento contra la democracia es una charla de cinco minutos con un diputado medio.

La broma del Brexit, con todos sus quebraderos de cabeza, lo está demostrando sobradamente. Pero no lo voy a contar, porque alguien ya lo ha hecho de forma insuperable en un comentario colgado en el Financial Times. Es acojonante, porque aunque parezca de coña es una descripción muy literal de la situación. De la situación ahora; en cinco minutos puede haber cambiado. Me limitaré a traducir.

A ver si lo pillo.

El líder de la oposición hizo campaña para quedarse en la UE, pero secretamente prefería la salida. Así que su partido ha hecho una votación no vinculante para avergonzarle y que dimita, de forma que algún otro pueda liderar una campaña para ignorar el resultado del referéndum no vinculante — que mucha gente piensa ahora que sólo era gente cabreada tratando de fastidiar a los políticos porque estos no han hecho nada por ellos.

Mientras tanto, el hombre que hizo campaña por irse de la UE porque pensaba que una derrota le daría el liderazgo del partido, accidentalmente ganó. Y arruinó cualquier posibilidad de conseguir el liderazgo, porque el hombre que pensaba que no podía perder, lo hizo — pero dimitió antes de hacer aquello que decía la votación.

El hombre que siempre pensó que sería el siguiente líder, hizo tan mal la campaña que todo el mundo pensó que estaba mintiendo cuando dijo que la economía se iba a dar la torta. Y estaba mintiendo; pero torta, hubo. Este, en cambio, no ha dimitido. Pero, como el hombre que perdió y el hombre el hombre que ganó, tampoco puede ser líder. Lo que quiere decir que la mujer que discretamente luchó para quedarse en le UE, pero siempre dijo que quería irse, probablemente será la líder en vez de ellos.

Lo que significa que tiene la misma postura que el líder de la oposición, pero por las razones opuestas. Y la oposición todavía no se está oponiendo a nada porque su líder no está escuchando a su partido. Que no está escuchando a su país. Que no está escuchando a los expertos, y posiblemente no presta atención a nada. Pero es igual, porque ninguno sus oponentes quiere realmente hacer aquello sobre lo que iba la votación, así que no hay nada sobre la mesa a lo que oponerse.

Y si nadie hace la cosa que la mayoría de la gente les pidió que hicieran, será antidemocrático. Pero si alguien llega a hacerlo, será horroroso.

¿Está claro?

Esto es un trabajo de copia y pega, pero espero que te alegre el día.

Y lo he copiado de nuevo, perdón; es que he escupido café sobre la pantalla.

Por supuesto que este fenómeno no es exclusivo del Brexit, ni del Reino Unido. La genialidad de Cameron sólo ha hecho que se note más. Como un efecto lupa. Pero nos puede servir para darle nombre. Y así poder distinguir entre una Democracia Churchill, en la que básicamente sólo los votantes son idiotas, y -por arte de magia- de la suma de idiotas sale la sabiduría; y la Democracia Brexit, en la que la magia no ocurre y los idiotas eligen a idiotas para representarles.

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El comentario debe estar siendo lo  más popular del periódico en este momento. Fuente:

brexit-democracy

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