colaboraciones


Juan Mª Sánchez quiere estudiar la interactividad -si la hubiera- entre la blogosfera y la política. Si lo he entendido bien. Y nos pide que contestemos a una encuesta breve y anónima. Es rápido, y no hace daño. Podría hasta ser interesante, si consigue una muestra suficiente. Y nos ha prometido pasarnos la tesis cuando la tenga publicada. Lo que siempre nos dará la estimulante oportunidad de aplaudir, o silbar. O sea, opinar. 😉

Sánchez lo plantea así:

Hola a todos,

Mi nombre es Juan Mª Sánchez y soy estudiante de Doctorado en Marketing en la Universitat de València. Actualmente estoy desarrollando mi tesis doctoral, que se centra en las relaciones existentes entre la interactividad a través de Internet y la adopción de roles políticos más participativos.

Me gustaría solicitar vuestra colaboración para poder concluir el apartado práctico de mi tesis.

Para ello, necesito que pinchéis en el enlace que figura a continuación y que completéis el breve cuestionario que figura en dicha página web.

Como veréis, es un cuestionario sencillo que se responde en apenas 8-12 minutos (reales) y en el que se plantean una serie de enunciados sobre factores relacionados con la lectura de blogs y la participación política.

Mi investigación carece de finalidad comercial y las contestaciones son completamente anónimas.

Tampoco se requieren conocimientos previos ni existen respuestas correctas o erróneas, lo realmente relevante es la libre opinión acerca de los temas planteados.

Pincha por favor en el siguiente enlace para participar:

Muchas gracias por vuestra colaboración.

Un cordial saludo,

Juan Mª Sánchez Villar. Universitat de València.

Sefuela

peso argentino

Como algunos de vosotros sabéis, llevo casi cuatro meses viviendo en Chile. He tenido bastante tiempo para aprender y asimilar una forma de entender la vida que mantiene importantes diferencias con la nuestra. Especialmente destacable es la generalizada idea de que el esfuerzo debe ser premiado y el marcado carácter emprendedor (de verdad, no de eso que se inventan nuestros gobiernos y llaman de la misma forma) y de asunción de responsabilidad de sus gentes.

Pero ya habrá tiempo y mejor ocasión de hablar de Chile. Aprovechando que acabo de regresar de pasar unos días en Argentina, creo más interesante comentar sobre este país y sus gentes, cuya forma de entender la vida es enormemente diferente de la chilena y también de la nuestra. Os advierto que el relato puede resultar algo caótico. Vaya por delante que hay gente maravillosa en Argentina, como la que tuve oportunidad de conocer. Ellos son los primeros críticos de todo lo que creen que debería cambiar allí.

Antes de nada quiero contaros lo que más me impactó. En un país considerado «pobre» por casi todos nosotros, escuchar de boca de un argentino la frase: » ¡pobres españoles!» es algo que te hace reflexionar. Ocurrió cuando estábamos conversando acerca de los impuestos y tasas que se recaudan en España y no tenía más remedio que ir ennumerando uno tras otro. Esto está gravado, esto tasado, esto prohibido, esto multado…  Todo ello ocurría mientras me fumaba uno de los cigarrillos americanos que me habían costado alrededor de un euro por cajetilla y que en España (por nuestro bien) cuestan casi cinco veces más.

La entrada a Argentina desde Chile la realicé por el paso de los libertadores. Un túnel que atraviesa las montañas de la cordillera de los Andes a casi 3.200 metros de altitud.  Para llegar allí desde Santiago se recorre una carretera que es todo un espectáculo con sus larguísimas y empinadas cuestas en S.

En las aproximadamente dos horas que se tarda en esperar la cola correspondiente y realizar los trámites aduaneros ya se aprecian las primeras diferencias entre Argentina y Chile. Los controles argentinos son laxos. Todo lo contrario de lo que se experimenta a la vuelta. Así y todo, se tarda mucho en ellos. Por cada cuatro viajeros que despachaba el funcionario chileno en la comprobación de pasaportes, el funcionario argentino despachaba uno. Claro que, escribiendo a máquina tan sólo con el dedo índice de la mano derecha no debería extrañarme.

En el paso fronterizo, tanto a la ida como a la vuelta, tuve un recuerdo para todos aquellos mentecatos que se empeñan en poner nuevas fronteras, en lugar de quitarlas. Estoy seguro de que ninguno de ellos recuerda lo que son los trámites aduaneros por carretera, con sus colas correspondientes y registros de vehículos. También me acordé de sus progenitores.

Tras un par de detenciones prolongadas para desbloquear la carretera (las lluvias provocaron dos derrumbamientos que obstruyeron el camino), llegué a la terminal de autobuses. Allí encontré ya al primer cambista del mercado negro, que cambiaba los dólares a 9,50 pesos (cambio oficial 7,80) y los euros a 13 pesos cada uno (cambio oficial 11,15). Cambié algunos euros para los primeros gastos.  Luego, con algunos pesos en el bolsillo, pude negociar mejores cambios las siguientes dos veces. También cambié a 13,50 y a 14 pesos por euro. Para entonces ya sabía que el cambio teórico del mercado negro andaba por 14,80, pero tampoco me pareció razonable apretar en exceso un domingo. Soy amigo de remunerar justamente al que me proporciona un servicio. En la puerta de las casas de cambio hay siempre unos cuantos ciudadanos encantados de cambiar sus pesos por otras divisas. En un momento de apuro, incluso los empleados de las empresas de transporte realizan cambios a título particular.

Compré un periódico para ver un poco el ambiente que se respiraba en Argentina, y visité un supermercardo para constatar si era cierta la acusación del gobierno de escasez de productos. En el supermercado que yo estuve, encontré más variedad de productos que en un Eroski o Mercadona a los que estamos habituados. Los precios, en general, eran muy baratos para el estándar español, con la excepción de las bebidas alcohólicas, que son mas caras que en España. Esta cadena de supermercados , junto a otras, ha sido multada hace pocos días por el gobierno argentino, acusada de no ofrecer suficiente variedad de productos. Las diferentes cadenas han optado por pagar y callar. Sin embargo, la presión a la que son sometidas, provocará muy probablemente que acaben optando por abandonar Argentina, si la situación se prolonga.

Me llamó la atención otra medida que entró en vigor este pasado lunes 17 de febrero y estará vigente, al menos, tres meses. El gobierno ha prohibido la compra de dólares para importación a toda empresa que no sea una pyme. Las empresas grandes o multinacionales con casa matriz en el extranjero deberán buscarse la vida para conseguir esos dólares. Pueden realizar para ello emisiones denominadas en divisas en el extranjero (prácticamente imposible que consigan fondos por esta vía), o pedir esas divisas en préstamo a la casa matriz o a otras empresas. En resumen, para no deshacerse de sus ya escasas reservas en dólares, Argentina opta por un incremento en su endeudamiento externo, lo que disminuye aún más la confianza en su moneda y la debilita.

Por si esto fuera poco, Argentina ha encargado a Brasil la fabricación de varias series de billetes nuevos de la denominación más alta que tienen: 100 pesos (unos 7-9 euros según el cambio que apliquemos) y hay serias sospechas de que la numeración de muchos de ellos está duplicada, por lo que nadie sabe con certeza la cantidad de dinero que hay emitida en billetes. En todos los establecimientos noté una escasez enorme de moneda fraccionaria (0,25; 0,50 y 1 peso) y billetes de 2 y 5 pesos.

Pasemos ahora a la vida cotidiana de la gente. La inflación ronda ahora el 30% anual según estadísticas oficiales, pero no se las cree nadie (aunque hace dos días dieron por primera vez una cifra que ha parecido realista y ha provocado un alza espectacular en los precios de los bonos referenciados a la inflación) . Algunos sindicatos de funcionarios reclaman al Estado alzas de salarios de un 45%. La contrapropuesta del gobierno es subir un 25% en tres tramos (8-8 y 9 cada tres meses) lo que viene a equivaler a un 15% real. Las huelgas se suceden, pero los resultados de las mismas parecen escasos.

A pesar de todo esto, me explicaron que Cristina Fernández tiene casi asegurada una nueva victoria si se presenta a próximas elecciones. El gobierno se encarga de aplicar numerosos subsidios a una amplia base de la población, a la vez que impide que salga de la pobreza con sus políticas suicidas. Pero esta parte es incomprensible para muchos de ellos, mientras que las subvenciones son tangibles y, por tanto, obtienen agradecimiento. La mayor parte de la población agradece a CFK sus dádivas envenenadas. Por cierto, no se engañen. En Venezuela sucede lo mismo, aunque el hambre haya echado a una parte de la población a la calle. No es fácil desbancar democráticamente a un gobierno populista. Si, alguna vez, triunfa el movimiento en contra de Maduro que se está desarrollando en Venezuela, es muy probable que pase a gobernar otro individuo semejante.

También me comentaron que ya circula, entre los empleados de las empresas, la consigna de ir haciendo poco a poco acopio de alimentos, por si se alcanzase en Argentina el nivel de escasez que han sufrido los venezolanos.

Hablemos de gastos fijos de una vivienda. Unos 150 euros de alquiler para un piso de unos 80 m2, unos 15 euros mensuales de electricidad  que se ven reducidos a la mitad por subvenciones, unos 5 euros mensuales de agua y otro tanto de gas. ¿Les extraña lo de «pobres españoles»?

Para completar el panorama diremos que allí he conocido uno de los productos financieros mas complejos que he visto nunca. No lo ofrecen los bancos, sino las financieras de automóviles (estas compañías fueron hace muchos años pioneras en la utilización de derivados). Voy a intentar explicarlo.

Adquirir un vehículo es relativamente caro. No está al alcance de todo el mundo. Y tampoco lo está la financiación de esa compra. Al menos poniendo como garantía los ingresos regulares. Sin embargo, el nivel de economía sumergida es tremendamente alto. Mucha gente saca ingresos extraordinarios de una u otra forma. La más sencilla suele ser comprar y vender divisas en el mercado paralelo, al margen de los circuitos oficiales.

De esta forma, hay quien podría hacer frente a un pago de 3000 pesos mensuales, pero no podría obtener un préstamo para pagar la totalidad del precio de un coche, por el cual tuviera que pagar una mensualidad de dicho importe.

A este tipo de personas, bastante numeroso, las financieras de los automóviles les ofrecen un producto financiero que deja en pañales la complejidad de productos supuestamente complejos como los swaps de tipos de interés o las cláusulas suelo de las hipotecas. Estos productos son mucho más sencillos que el que voy a contarles.

Cada individuo participante pasa a formar parte de un grupo cerrado de unas 100 personas. Cada uno de ellos se obliga a aportar cada mes a la financiera la cantidad de 3000 pesos (la cifra es aproximada). Si un mes falla en el pago, deberá ponerse al día en los siguientes vencimientos con los intereses correspondientes. Si falla en un número determinado de los mismos, queda fuera del grupo y pierde lo aportado hasta el momento.  Hay un detalle más. el grupo también tiene efecto sobre el individuo.  Si fallan en el pago un número suficientemente alto de personas durante varios meses, el grupo se disuelve y todos los participantes pierden una buena parte de lo aportado.

Cada año se realizan dos sorteos en el grupo. En cada uno de los sorteos, unos cuantos individuos pueden acceder inmediatamente a un vehículo que pasa a ser de su propiedad y la financiera les concede automáticamente un préstamo por la cantidad que les faltaría por pagar. La diferencia con su situación anterior radica en que pasan a depender tan sólo de si mismos y a poder disfrutar de un vehículo.

Los individuos tienen una opción a su favor, emitida por la financiera, que les permite (siempre que estén perfectamente al corriente de pago) solicitar el préstamo y el vehículo a partir del segundo o tercer año de haber suscrito el producto.

En pura teoría financiera, todos deberían ejercitar esta opción tan pronto como les fuera posible. No se hace así por dos razones. La primera es que el cupo de gente que puede hacerlo se limita al número de gente que puede ser agraciada en el sorteo. La segunda es que el producto es percibido como un producto de ahorro por los individuos en lugar de como un producto tremendamente complejo.

A pesar de su complejidad, este producto obedece a unas circunstancias específicas que se dan en Argentina, y facilita el acceso a los vehículos a los ciudadanos, a la vez que permite a las financieras de automóviles operar con cierta seguridad en un entramado económico complejo y, a las compañías automovilísticas, vender unos coches que proablemente no venderían si no existiera este producto.

En la Europa de las garantías y las regulaciones, este producto no podría existir. Las financieras deberían demostrar que sus clientes entienden perfectamente el producto, lo que casi nunca ocurre. Las compañías automovilísticas apenas venderían coches y los individuos no tendrían acceso a adquirir un vehículo. No siempre la defensa del supuesto interés del consumidor redunda en su beneficio.

Para terminar les hablaré de Jackie. Jackie es una mujer que es la auténtica nueva reina del narcotráfico en Argentina. Argentina ha pasado de ser un país consumidor de drogas a ser un país productor, como reconoció hace un mes uno de sus ministros, por mucho que al día siguiente, otro de ellos lo negase rotundamente. No voy a entrar en el tema de la droga en si mismo, sino a llamar la atención sobre una persona que está demostrando la capacidad de desplegar una crueldad y violencia que sólo se conocían en los cárteles más violentos de Méjico o Colombia.

En próximas entregas les iré hablando de Perú y Chile. Sean felices.

AÑADIDO

El catedrático de Derecho Mercantil D. Jesús Alfaro ha tenido a bien publicar un artículo sobre lo que yo identifico como un producto financiero complejo, y me lo ha hecho llegar. El lo identifica como un tipo societario y lo explica aquí en su blog sobre derecho mercantil. La deformación profesional ha mandado en mi caso. Gracias, D. Jesús. (En Twitter @jesusalfar )

Sefuela

Antes de nada, debo pedir disculpas por equivocarme al valorar una noticia de ayer. Aunque sabía de la estupidez como criterio básico de elaboración de normas, nunca pude imaginar que llegase a tanto. No esperaba cambio alguno en una de las normas más nefastas que existen en la actualidad (los ratios de capital de Basilea 3), y cuando leí que se había acordado establecer un nuevo ratio, supuse de forma errónea que sustituiría al anterior.

Mi opinión sobre los efectos en la economía de los ratios de capital de Basilea ya las he expresado anteriormente aquí. Constituyen, en mi opinión, el principal obstáculo para  que vuelvan a funcionar los mecanismos de transmisión de la política monetaria. Una buena idea aplicada a destiempo que acaba teniendo un efecto nefasto en la economía.

El nuevo ratio de apalancamiento anunciado ayer se establece en un 3% sobre los activos totales del banco, incluyendo activos que no aparecen en el balance y otros cuyo riesgo se ve reducido por la utilización de colaterales (garantías específicas para determinados casos de impago). Como consecuencia, limita el tamaño total de un banco a 33 veces sus recursos propios. Algo razonable si fuera un ratio único. Dificultaría que la quiebra de un banco tuviera las consecuencias que acarreó al sistema financiero mundial la quiebra de Lehman Brothers.

Si fuera un ratio único, como fue mi primera impresión, eliminaría los efectos negativos que les detallé en mi anterior artículo. Los bancos ya no se verían penalizados por conceder créditos a empresas, no se verían obligados a reducir su saldo total de crédito a las mismas. Empresas viables, pero ahogadas ahora de forma artificial por falta de crédito, podrían salir adelante. A cambio, los estados no tendrían tan fácil financiarse y subiría su coste financiero, obligándoles a realizar los ajustes necesarios para equilibrar (al menos un poco) sus cuentas.

Pero no, no es un ratio único, sino adicional al ya existente. Aunque algunas frases de una de las comunicaciones del BIS sobre este asunto (la nota de prensa) inducían a pensar lo contrario  (The leverage ratio was designed to serve as an important backstop to the risk-based capital measures by constraining the build-up of leverage in the banking system and providing an extra layer of protection against model risk and measurement error.) cuando se intenta acceder al documento completo, ya aparece meridianamente claro : «The Basel III reforms introduced a simple, transparent, non-risk based leverage ratio to act as a credible supplementary measure to the risk-based capital requirements» y «The Basel Committee is of the view that a simple leverage ratio framework is critical and complementary to the risk-based capital framework»

Así que mi gozo en un pozo. No sólo no desaparece la normativa perversa que lastra economías gravemente deprimidas, como la nuestra, sino que se añaden nuevas normas que podrían agravar el problema. En el artículo del Financial Times donde apareció la noticia, titulado» Basel presses ahead with plans to limit bank borrowing» se habla de que tendría efectos positivos sobre préstamos a empresas. Sin embargo, tengo la impresión de que el analista consultado ha cometido el mismo error de interpretación que yo cometí.

En cuanto a cómo se verán afectados los bancos, se habla de que los asiáticos no tendrán problemas. Si se verán afectados (obligados a aumentar su capital o reducir su área de influencia) los bancos americanos. También los grandes bancos alemanes cuyo volumen de operaciones vivas de derivados supera con mucho el máximo que tendrán permitido.  De aquí a 2015 (fecha en que comienza) habrá montones de estudios sobre cómo afecta a cada uno de los grandes bancos.

¿Y todo esto nos importa a nosotros, mortales? Sí. Parafraseando a Dante «Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate» Seguimos en el infierno, y no hay nadie con la conjunción necesaria de conocimientos, ideas y posición, que nos pueda sacar de aquí.

PD. Esta vez no echen la culpa a la Unión Europea. La normativa que menciono es de aplicación mundial.

Sefuela

En la conferencia de prensa de Draghi de este jueves pasado, el gobernador del BCE hizo alusión a que era necesario conseguir disminuir o eliminar la fragmentación de los mercados de crédito en ciertos países de la zona euro.

Identificando el problema

Es evidente para casi todo el mundo que los mecanismos de transmisión de la política monetaria se encuentran completamente bloqueados. La bajada de tipos de interés de referencia no se ha transmitido más que a una parte de la economía real (básicamente hipotecas y, en menor medida, préstamos a grandes empresas a tipo variable). Sin embargo, existen pequeñas y medianas empresas solventes que han perdido completamente su capacidad de crédito. En el mejor de los casos, se ha encarecido tremendamente para ellas el precio de su acceso a la financiación.

Las causas son variadas, pero las podemos resumir en las siguientes:

– Mantenimiento por parte de la banca de un elevado nivel de refinanciación a empresas inviables del sector inmobiliario, como relataba muy bien Daniel Lacalle en este artículo .

– Consideración de los préstamos a empresas como «alto riesgo» por parte de la normativa regulatoria vigente, frente al «bajo riesgo» de las emisiones de deuda soberana, como relataba McCoy en el punto 3 de este artículo. Para cumplir con los compromisos de Basilea 3, la banca tiene necesariamente que reducir su exposición al riesgo privado.  Para reducir la exposición global al riesgo privado, manteniendo los préstamos zombies, pueden ustedes imaginarse que no pueden dar ni un euro al resto de las empresas. Y no me refiero a euros nuevos, sino que tampoco pueden refinanciar los antiguos, ahogando a numerosas empresas, con escaso endeudamiento, cuya supervivencia no tendría problema si no exisitieran normativas perversas.

Relacionado con todo esto, debemos resaltar que la bajada de los tipos de interés de la deuda pública de los países periféricos de la zona Euro (España, Portugal, Italia) no se debe tanto a que sus políticas económicas hayan sido acertadas (lo cual es discutible especialmente en el caso de España) como a la masiva afluencia de dinero emitido por el Banco de Japón y a la ya mencionada normativa perversa que rige sobre la banca. Como muestra de estas afirmaciones, debería ser suficiente comentar que los bonos basura estándar ofrecen ya rentabilidades inferiores al 5%. España es, para algunos, oficialmente insolvente.

Como bien resalta Mill en su excelente artículo, ¡Claro que la Economía necesita datos!, pero sobre todo lo que necesita son razonamientos, lógica deductiva y sentido común. Es un error agregar el sector público y el privado a la hora de hablar de endeudameinto. También es un error no distinguir, al menos, dos subsectores en el sector privado : el de empresas injustamente refinanciadas y el de empresas injustamente privadas de dicha financiación. Podríamos considerar como un tercero el de las empresas que se consiguen financiar y son solventes, pero es irrelevante a los efectos que nos ocupan.

Por supuesto que debemos disminuir el apalancamiento global.  Por supuesto que debemos disminuir el endeudamiento público y privado globales.  Pero es, al menos, tan importante eliminar o atenuar las dificultades, de muchas empresas solventes, para obtener crédito que les permita seguir funcionando y vivir, mientras van disminuyendo su apalancamiento. Citando de nuevo a Mill, es muy diferente endeudarse para realizar un gasto corriente (que jamás nos reintegrará el importe del mismo, por mucha satisfacción que nos proporcione en el momento) o para realizar una inversión productiva. Esta última nos debe reportar normalmente dinero para repagar el crédito y los intereses, además de proporcionarnos un beneficio.

Les contaré una anécdota. En mis primeros años de broker en el mercado interbancario, allá por el año 90, pregunté en cierta ocasión al tesorero de un gran banco español las razones por las que prestaba dinero a una empresa de dudosa solvencia. Su respuesta fue: «Si me vence un préstamo de 2.000 millones (de pesetas de entonces) y me lo devuelve, no tengo problema en volverle a prestar 1.500 y ayudarle a seguir subsistiendo mientras rebajo poco a poco mi riesgo con ellos.

Es obvio que este comportamiento no es el óptimo para los intereses individuales del banco. Sin embargo sí podría ser el óptimo a efectos globales si todos los acreedores hacen lo mismo. De hecho, las renegociaciones de deuda en los preconcursos y concursos de acreedores se basan en este mismo razonamiento. Un corte radical de la refinanciación mata a la empresa y ocasiona serios quebrantos a los acreedores. Si la empresa es viable, lo lógico es irla refinanciando, cada vez menos, mientras facilitamos su continuidad y desapalancamiento.

Cualquier organismo dependiente de la UE buscará, en caso de hacerlo, una solución global al problema. No parece suficiente con buscar una solución local. Mientras no se encuentre una solución, las rebajas de tipos de interés por parte del BCE no llegarán más que a una pequeña porción del sector real.

Ahora bien, como hemos dicho, la normativa tiene efectos perversos. Lo primero que se nos puede ocurrir es cambiarla. Nos encontramos con el problema de las dificultades para llegar a un acuerdo sobre una nueva normativa o de derogarla. Los intereses contrapuestos son enormes, incluso en el caso de tener claro, por parte de todos los implicados, el efecto negativo de la normativa bancaria. Modificar Basilea 3 no es sencillo ni popular. Bastante se ha conseguido con aplazar su entrada efectiva en funcionamiento. Además, la idea fue buena en su momento. Se diseñó en plena exhuberancia irracional y podía haber servido para reforzar la solvencia de las entidades y actuar como moderadora del ciclo expansivo. Ahora, se ha convertido en procíclica y es uno de los problemas en lugar de una solución.

Ya se sabe que no hay nada que asuste más a un burócrata o político que tener que reconocer que se equivocó , así que yo no esperaría un cambio en la norma, sino una manera de burlarla al estilo de lo que se ha hecho en España con la SAREB. Recordemos que, el conocido como «banco malo», es una empresa no bancaria precísamente para no tener que aplicar la regulación financiera correspondiente.

Desde el Ministerio de Economía se ha realizado un vano intento de solucionar el problema de la financiación. Se ha impulsado, junto con BME (quien lógicamente intenta ampliar su negocio) la creación de un mercado de títulos de PYMEs. Escasamente útil, en mi opinión. Nadie va a meterse a financiar a una empresa de la que no sabe nada. Los costes de averiguar si es o no solvente superan con creces a los beneficios de prestarle dinero. Podría encontrarse una solución parcial a esto, que no les voy a detallar para no complicarles la vida, pero que nunca sería aplicable a pequeñas empresas. En cualquier caso, mientras no se solucione el problema de exceso de cartera de créditos de la banca, no habrá nueva financiación que valga, así que nos centraremos en hallar una posible solución.

Hace ya unos 9 meses, el BCE anunció importantes modificaciones en la clase de títulos que admitiría como garantía para conceder  financiación a corto plazo a las entidades financieras. Comenzó a admitir como garantía préstamos a empresas empaquetados en forma de títulos. Esta medida permite a la banca obtener liquidez más fácilmente. El problema es que la norma perversa sigue vigente, los bancos no eliminan el riesgo de su balance (si acaso temporalmente, cosa que dudo aunque no puedo asegurar por no conocer en profundidad la norma vigente a este respecto) y la liquidez obtenida va a parar a compras de deuda de los diferentes Estados soberanos, sin alimentar al sector privado productivo.

Encontrando una solución

Así pues, parece imprescindible encontrar la forma de eliminar total o parcialmente ese riesgo del balance de las entidades financieras, con el fin de que financien al sector privado «no zombie», favorezcan la supervivencia y ampliación de la actividad productiva y ayuden a la ansiada recuperación económica y a la creación de empleo. Pero cambiar o eliminar la norma parece demasiado lento y complejo, así que vamos a imaginar, por un momento, que al BCE se le ha ocurrido una forma de hacer algo parecido sin saltarse las regulaciones existentes, incluído su propio mandato.

En relación al mandato del BCE, y como complemento a la normativa reguladora del BCE, uno de los miembros de su Comité Ejecutivo ha expresado recientemente su opinión sobre lo que puede y no puede hacer . Si atendemos al último punto que dice «Take responsibility and credit for averting Armageddon, but do not overstate what monetary policy can and cannot do.» encontramos un cajón de sastre en el que cabría cualquier tipo de actuación extraordinaria.

BCE ha dado varios signos de estar preparando alguna medida para arreglar el desaguisado descrito anteriormente. El problema descrito impide los normales mecanismos de transmisión de la política monetaria, de tal forma que las facilidades de crédito dadas al sistema financiero no llegan más que a una parte de la economía real, y no precisamente a la más eficiente. Tras los rumores previos a la conferencia de prensa del jueves, y las insinuaciones referidas en la misma, Reuters adelantó unos pocos detalles sobre lo que todavía están preparando,  que fueron luego reflejados por la prensa española aquí y aquí.

Tras esta larguísima, pero necesaria, introducción, vamos a pasar a intentar encontrar una forma de trampear lo que el propio exceso normativo está estropeando: la transmisión de la liquidez desde la banca al sector productivo.

Lo primero en que podemos pensar es en que sea el BCE quien asuma parte de los riesgos crediticios de la banca. Esto puede poner en peligro de quiebra al propio BCE, bastante comprometido ya con los bonos soberanos que tiene comprados. Esta es la tontería que ha planteado el presidente de la CEOE, demostrando de nuevo la inutilidad de financiar con nuestro dinero este tipo de organizaciones,

Así pues, parece que, si queremos intentar arreglar los fallos en el engranaje de transmisión de la política monetaria, no quedará más remedio que emular a la SAREB y crear un organismo ad-hoc para conseguirlo, aunque no sea lo ideal. Un organismo que no tenga que cumplir la normativa de las entidades financieras y libere a la banca de otra parte de sus activos de mayor riesgo, tras quitarles ya una parte del riesgo inmobiliario. Olvidaremos, a todos los efectos, la esperable oposición que puede aparecer en diversos estamentos a lo que se identificará inmediatamente como un nuevo rescate a la banca, ignorando la finalidad de la medida.

 Este organismo, al que vamos a denominar Instituto Pésimo Europeo, o IPE (recordemos que no puede ser un banco) debería contar con capital suficiente para comprar un importante volumen de créditos concedidos a empresas y particulares, limpiando así de nuevo el balance de las entidades financieras. Estos créditos y préstamos deberían estar convenientemente empaquetados en títulos con un importe nominal suficientemente grande para que (si el proceso de empaquetado es correcto) el riesgo conjunto de cada uno de ellos no sea excesivamente grande.

En caso necesario (lo más probable) estos títulos se podrían vender al IPE por parte de las entidades financieras con un cierto descuento que facilitase el proceso. Este descuento no tendría por qué implicar pérdidas significativas para las cajas y bancos, ya que deberían equivaler aproximadamente a las provisiones ya realizadas por diversos conceptos.

El IPE sería así un vehículo de inversión, sin ser entidad financiera. Sin embargo, esta idea no es perfecta. Quedan, al menos, dos problemas por solucionar:

¿Quién y cómo dotar al IPE con los fondos necesarios para comprar decenas de miles de millones de euros  de préstamos y créditos en forma de títulos?  El problema no son los fondos. BCE estaría encantado de proporcionarlos. Nuevamente el problema es la regulación y normativa vigente. BCE debe encontrar la forma de financiar a una entidad no financiera. Posiblemente a través de la pignoración de los títulos que contengan préstamos y créditos. Pero saber si eso es realmente posible requiere un profundo estudio de la normativa del BCE que excede mi disponibilidad de tiempo, así que me limito a sugerir la posibilidad. Me temo que el BCE tampoco lo tiene totalmente claro, o habría anunciado ya las medidas correspondientes.

 

Añadido:

Tras terminar este artículo, se ha publicado una noticia que me reafirma en las sospechas de que se está preparando algo importante, en la línea de lo que os he comentado. La Autoridad Bancaria Europea (EBA) ha anunciado que pospone la realización de los test de stress a la banca hasta el 2014. Quizás sea porque esperan que en esa fecha hayan conseguido ya limpiar balances.

Sefuela

Imaginen por un momento que alguien hackea una cuenta de Twitter y desencadena la cadena de acontecimientos que les voy a relatar.

– Informa de una noticia falsa sobre un atentado en la Casa Blanca

– Los ordenadores y programas de trading algorítmico reconocen la palabra atentado y lanzan al mercado masivas órdenes de venta de activos financieros.

– Esas órdenes de venta desencadenan órdenes de venta en otros mercados, cuyos activos han pasado a estar sobrevalorados con respecto a los que iniciaron el movimiento.

-Las nuevas órdenes de venta generan una tercera generación de órdenes de venta, alimentando el proceso

– Los mercados se derrumban, se destruyen cientos de miles de millones de dólares de riqueza. Las economías occidentales colapsan.

Esto es teóricamente posible, pero no deben asustarse. En la práctica, hay mas probabilidades de que se estrelle un meteorito de 10 km de ancho contra la Tierra, que de que esto ocurra.

La primera vez que asistí a un desplome de los mercados bursátiles desencadenado por ordenadores fue en Octubre de 1987. Desde entonces hemos vivido varios.  La última vez que ha ocurrido esto ha sido esta misma semana.  En el artículo enlazado tienen el relato de los hechos.

Cada vez que ocurre, suenan las alarmas y se investiga mucho para intentar tomar medidas que los eviten. Las conclusiones siempre son iguales. No se pueden tomar medidas adicionales a las que se diseñaron en 1987.

En 1987, tras el crash que hundió un 22% (hablo de memoria) Wall Street en una sola sesión, se decidió que, a partir de cierto nivel de caída de la Bolsa, quedaría prohibida la operativa automática generada por ordenador. Tan sólo se podrían introducir las órdenes manualmente. Esta prohibición está vigente desde entonces. Tan sólo se han modificado los «triggers» (puntos de disparo) que activan dicha prohibición.

La introducción del factor humano como elemento que debe grabar la orden en el sistema, introduce un elemento de ralentización de los movimientos de los mercados. Aunque hubo un tiempo en que había especialistas en la introducción de órdenes que actuaban sin pensar, al estilo de las grabadoras de datos, ahora mismo no debe quedar nadie en activo capaz de hacer eso a elevada velocidad. Esto facilita que alguien se pare a pensar si es o no racional la reacción del mercado, y la aparición de buscadores de gangas que puedan dar al vuelta a la situación o, al menos, parar el desplome.

En los mercados, ya no queda casi nadie en activo que sepa estas cosas.  Y mucho menos en los reguladores o en quienes debeen investigar estos incidentes a posteriori. Así que se ha desatado una especie de psicosis de seguridad en los mercados tras el incidente del martes. Twitter ha anunciado que utilizará un doble proceso de verificación del usuario de las cuentas en breve, y el FBI que investigará no sólo el hackeo de la cuenta de Twitter sino también sus consecuencias.

Volvieron a a sonar las alarmas el jueves, cuando una de las mayores bolsas del mundo, el CBOE se paralizó parcialmente durante un prolongado periodo de tiempo. El CBOE se vió obligado a aclarar que el fallo había sido interno, y no resultado de ningún ciberataque.

Vayamos por partes para analizar esto que les he contado. Comenzaremos por lo del jueves.

Sería tremendamente grave, y podría degenerar en un caos de proporciones inimaginables, el acceso hostil a los sistemas de case de posiciones de las grandes bolsas mundiales. Ninguno de sus grandes participantes podría estar seguro de los activos que tendría en su poder. Ni siquiera del dinero que tenía. Si se generase un movimiento ficticio fuerte a la baja en una sola de las grandes bolsas, se acabaría contagiando al resto, pudiendo llegar a destruir cientos de miles de millones de dólares en pocas horas. Lo peor de todo sería la pérdida de confianza en los mercados. Difícilmente recuperable aunque se consiguiese arreglar el desaguisado (para lo cual las Bolsas disponen de mecanismos y autorizaciones).

Esto es muy complicado que se produzca. No les voy a describir los sistemas de seguridad típicos de cualquiera de los mercados mundiales. Les bastará saber que tienen varios niveles de seguridad, y más de un firewall, con sistemas de defensa muy diferentes entre ellos, para dificultar su traspaso.

Es relativamente  más «facil»  (aunque sigue siendo casi imposible) acceder a los sistemas que generan órdenes en grandes jugadores de los mercados, e intentar provocar movimientos en los mercados de esta forma. Estos movimientos serían efímeros, al igual que lo ha sido el del martes pasado. Ahora bien, una organización criminal competente tendría alguna posibilidad de ganar dinero haciendo esto, si cuenta con los conocimientos suficientes para ello.  Esto no quiere decir que salieran impunes. Se podría averiguar la procedencia de la distorsión sin excesivos problemas.

La forma más sencilla de generar un movimiento artificial en los mercados es explotar alguna de las vulnerabilidades que ofrece la necesidad de reaccionar antes que el resto del mundo a una información. En un mundo en el que un segundo es una eternidad, nos encontramos con que Twitter informó de los atentados de Boston 15 minutos antes que las agencias de noticias más importantes. Es tentador, por tanto, considerar a Twitter un input de información de los sistemas de trading, a pesar de que no sea la primera ni la segunda vez que difunde una falsa alarma. Debemos tener en cuenta, además que, hace pocas semanas, la prestigiosa agencia Bloomberg (cuyos terminales están en toda sala de trading que se precie) incorporó a sus sistemas el acceso a cuentas de Twitter.

En relación a esto, resulta interesante este artículo de la revista de Bloomberg BusinessWeek con respecto a la utilización de Twitter como input de información. El problema está en este caso en la calidad de la información. Por eso a Nate Silver no le gusta que se utilice Twitter como fuente. Sin embargo, sería extremadamente sencillo utilizar un filtro de entrada que ignorase los datos que provengan de una única fuente. Hackear dos cuenta a la vez requiere una organización compleja.  Se eliminarían docenas de falsas alarmas a cambio de perder un par de segundos en reaccionar. El problema es que algunos de los fondos cuya fuente de ingresos es el conocido como HFT o High Frequency Trading (operativas de volumen gigantesco con márgenes ridículos) viven precisamente de adelantarse ese segundo y medio al resto de los operadores.

La diferencia entre considerar fiable o no una noticia, y reaccionar en consecuencia, sólo puede y debe venir de la parametrización de los sistemas que realice cada agente del mercado. Tendrán que adaptarse a las circunstancias de seguridad, y llegar a un compromiso entre rapidez y fiabilidad de los inputs, para evitar que los sistemas con los que operan se conviertan en G.I.G.O. (garbage in, garbage out). O sea, en sistemas en los que se obtienen resultados negativos o basura, por introducir en ellos información basura.

Al igual que ocurre con la democracia, cuyas mayores vulnerabilidades son sus mayores fortalezas, los mercados financieros tienen su mayor fortaleza en la diversidad de reacciones a un mismo acontecimiento. En el momento en que pretendamos, con la excusa de la seguridad, que todos reaccionen igual, los habremos herido de muerte.

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