Hola de nuevo, Plazaeme.

Ya sabrás que soy antidemócrata. Bueno, dicho con más precisión, lo que pasa es que soy antidemocratista. Pero ahora mismo no es relevante ese matiz. Si lo quieres tener más preciso, puedes ir al foro de Yahoo «Antidemocracia», o al hilo del foro Sofos Ágora que se titula «La democracia y el fascismo tienen la misma naturaleza». Lo relevante aquí es que la democracia y el democratismo (que no son lo mismo, insisto) tienden a fundamentarse en un relativismo ético radical que desemboca en un nihilismo ético, axiológico y metafísico total. Dicho en román paladino: no hay valores demostradamente superiores. Todo es igual, nada es mejor. Tanto da, el truhán como el señor, el burro o el profesor. Aparte de la letra de este amargo tango que acabo de citar (no literalmente) lo que queda claro es que, en la ideología democrática-democratista, se produce la anulación radical de toda excelencia eticometafísica. Según esta ideología, todas las opiniones son equivalentes, y entonces el único criterio de decisión es el numérico: se acepta y pone en práctica la opinión mayoritaria, la más votada.

Pues no, oye. Ante esta aberración, los arcoindividualistas, y no sólo nosotros los arcoindividualistas, reafirmamos una y mil veces que existe una objetividad ética, científica, artística y metafísica; incluso una objetividad política.

Empezaré por un caso significativo: la condena sin ambages del terrorismo. Claro que hay cierta confusión o cierto desacuerdo sobre si ciertos actos son o no son actos terroristas, pero hay un caso típico que sí se reconoce como terrorismo unánimemente: cuando se intenta matar o lesionar gravemente a una persona física, a un hombre o a una mujer, por la ideología política que profesa.

Bueno, pues esto no vale. Se podrá discutir, sí, pero, por mucho que alguien sostenga que, en ciertas condiciones, vale tal acto terrorista, ¡sigue sin valer! Y hay razones éticas objetivas para que no valga. Razones racionales, que valen incluso para el que, en principio, disienta de ellas de buena fe.

El que, ante estas razones, sigue intentando justificar que se puede lícitamente matar o mutilar a un político exclusivamente por la ideología que manifiesta, obra de mala fe. No hay medias tintas en esto, ni puede haberlas. Hay unas rayas o líneas rojas seguras en el tema. Por eso los arcoindividualistas nos llamamos también «movimiento de las rayas rojas».

Con este espíritu antirrelativista me gustaría intervenier sobre el aborto y otros asuntos polémicos en el foro Plaza Moyua.

Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo @ yahoo . es (trigrupo arroba yahoo punto es).