UPyD


Octavio

Por si alguno aún no se ha enterado el día 20D hay elecciones generales para que el pueblo pueda elegir a las personas elegidas por las cúpulas de los partidos para que sean quienes, el día que toque, digan si o no a las leyes que elaborará un ejecutivo y  además, voten a quienes las mismas cúpulas designen para formar parte del poder judicial/constitucional.  En realidad, lo único que «no» se elige ese domingo son los miembros de un legislativo… totalmente independiente.

Para que estas elecciones fueran realmente para elegir diputados representativos  tendríamos que ir a otro sistema.

El modelo de elección del legislativo que propone D. Antonio García Trevijano es el del distrito uninominal elegido por sistema mayoritario. La elección por distritos uninominales convierte a los diputados electos en auténticos representantes porque los hace depender mucho mas de su labor para con el distrito por el que compiten, que sujetos sometidos a los designios digitales de la cúpula de su partido (y digo “mas” porque el dedo siempre terminará por estar presente).

En la Teoría Pura de la República se sostiene por el  insigne jurista que en el sistema actual no hay libertad política, representación de la sociedad civil ni democracia formal, por ello, propugna la abstención activa frente al sistema para deslegitimarlo.

Discrepo de esta visión, como jurista D. Antonio sabe que a los ordenamientos, normalmente, la motivación subjetiva “mayormente” se la suda, es la causa objetiva la que prima. Y objetivamente la abstención forma parte del sistema, es una opción legítima dentro del sistema por lo tanto en nada deslegitima abstenerse.

No estamos en un sistema  no democrático, las teorías son rebatibles y si son puras, significan que no están en el mundo real.

Nuestro sistema es democrático, pero de baja calidad y por supuesto mejorable, que es de lo que se trata.

La mejoría podría venir de la mano de una nueva ley electoral como la que propone Ciudadanos.

El régimen electoral es  el marco del ejercicio del derecho de sufragio ciudadano y  es el que traduce la voluntad ciudadana en representantes. El partido al que estoy afiliado propone  acometer una reforma inspirada en el régimen electoral alemán lo que supone que la elección de los diputados se hará simultáneamente entre escaños unipersonales y listas proporcionales, disponiendo en consecuencia cada elector de dos votos , un sistema dual que permite corregir las posibles carencias de un sistema mayoritario puro.

Esta reforma viene acompañada, en el ámbito de la regeneración, de algunas  propuestas mas;  unas auténticamente regeneradoras, otras… como dice Plaza, para “bailar la conga”, ya las hemos discutido aquí:

Propuestas regeneradoras…uhmmm ,  un “deja vu” que nos lleva al año 2008 cuando bajo esa premisa acudimos a la formación de UPyD… bueno, no del todo , tengo que recordaros el ambiente, la verdadera motivación… Zapatero y su claudicación ante el nacionalismo y aprobando todo lo que venga del parlament de Cataluña; el tripartito.

El hartazgo de todos por las continuas cesiones ante los nacionalistas,  tanto de los gobiernos del PSOE como los del PP y su catalán en la intimidad, la negociación encubierta con los amigos de los de las capuchas,  esos eran los verdaderos motivos,  la regeneración era un banderín de enganche añadido que Gorriarán tejió ( La democracia en los partidos, o el cacao Gorriarán) y que  puesto en boca de Rosa Diez,  nos enganchó a todos como merluzos. Aquello acabó mal, no porque la regeneración  no fuera necesaria, sino que resulta muy difícil que venga de la mano de quien nunca ha creído en ella.

Siempre he dicho que no me importa la opinión de ningún partido sobre las farolas, la opinión que me importa para poner farolas en tal o cual sitio es la del técnico (funcionario) que sepa del tema.  Lo que a mí me  interesa es lo que, según Rajoy, no le interesa a nadie, la reforma del sistema para hacerlo depender más del votante que de Bárcenas.

El sistema actual termina por corromper, por eso  para su cambio, lo más práctico es partir de una fuerza política que  no lo esté … aún.

Y otra necesidad, que hoy por hoy, encarna Ciudadanos, el enfrentamiento contra el nacionalismo (Rajoy solo toma las  medidas que le obliga el cargo y solo contra su forma extrema, el secesionismo). Para poder vencerles hay que tener fuerza, en toda España y especialmente…en Cataluña.

Y Albert Ribera  la tiene, tanto individual como líder catalán  que muestra su orgullo de español, como colectivamente con un partido, que por fin ha dado el salto definitivo al resto de España, y  que no está sometido a hipotecas.

Pero, entonces… ¿por qué la UPyD del título? Sencillo,  primero porque es un anzuelo que te he lanzado  y has picado lector hereje  y segundo, por lo siguiente, aunque lo que voy a decir me costará algún disgusto.

Trevijano tiene razón, el legislativo debe ser lo más independiente y representativo posible y sus miembros deberían ser elegidos mediante elección directa entre los mejores.  La propuesta en este sentido de Ciudadanos es la más convincente, pero el desafío secesionista también cuenta,  y desde mi punto de vista,  exige que Albert este enfrente.

Pero la regeneración es necesaria, no es una pamema, es una necesidad acuciante,  y mientras que  no se reformen las estructuras del sistema hay que confiar en las personas y buscar las más capaces, y las mejores, y para todos los órganos políticos.

El único órgano constitucional  de elección directa por los votantes es el Senado.  De todos los candidatos al Senado por la Comunidad de Madrid hay uno cuya trayectoria personal en defensa de las ideas y los valores que compartimos sobresale muy  por encima del resto.

En Madrid se eligen tres puestos para el Senado, dos los reservaré para candidatos de Ciudadanos y el tercero, para el mejor de todos los  candidatos que se postulan con independencia del partido al que pertenece y con independencia  de los errores que en materia magenta ha cometido y comete … Fernando Savater (como además, si ganan los míos vamos a suprimir el órgano en cuestión … 😉 )

Álvaro Ballesteros

Citando a Walter Benjamin, “la historia la escriben los vencedores”, y esta es una de las consecuencias más dramáticas del desarrollo de los acontecimientos en relación con el futuramente difunto partido UPyD. A pesar de haber sido barrido de las instituciones por unos votantes decepcionados, los de la guardia de corps de Rosa Díez aun creen que han ganado y que podrán escribir la historia de UPyD según su antojo. Pero ni aún en eso han entendido que el mundo hace mucho que cambió y que los medios actuales permiten que se aireen verdades que en otros momentos ya se habrían podido enterrar en cal viva.

La narrativa fantástica que la cuadrilla más cercana a la lideresa (y muchos ahora ex-UPyD) pretende seguir vendiendo a los cuatro vientos afirma que, aunque el proyecto se fue a pique, todo ello en sí era fenomenal. Así, hace unos días, Ramón Marcos escribía en El Confidencial que “en el 2007, antes de que se iniciara la crisis, UPyD fue el primer partido que diagnosticó con precisión los principales problemas del país: crisis política e institucional, que eran previas a la económica; crisis del sistema de partidos; nacionalismo y particularismo; corrupción; crecimiento de las desigualdades económicas y en la prestación de políticas públicas; ausencia de un proyecto integral y coherente de país, vinculado con el europeo y con la vista puesta en el medio y largo plazo”. Elocuente egocentrismo, creer que no existía ya una gran masa de españoles que habían entendido muchos años antes que el sistema estatal estaba en crisis por los puntos que el ex-diputado regional señala.

El propio eurodiputado Enrique Calvet, expulsado de UPyD en 2015, escribía hace poco otra visión desproporcionada de la historia en la que “se le ha de reconocer a UPyD que condicionó, para bien, la historia y la política de España, poniendo sobre la mesa temas tabúes fundamentales para los ciudadanos sugiriendo soluciones radicales indispensables”. Ese mismo Calvet denunciaba hace unos meses los procedimientos leninistas usados por la cúpula de UPyD contra él y contra el otro eurodiputado magenta, Fernando Maura, aunque ambos callaron interesadamente ante los procedimientos estalinistas dentro del partido en el congreso de 2009 y desde entonces hasta que les llegó el juicio final a ellos dos.

Todo muy en línea con lo dicho por la propia Rosa Díez cuando anunciaba en mayo que no seguiría al frente del invento, y decía eso de “nacimos para reivindicar lo que es la política y lo que es un partido político: un instrumento al servicio de los ciudadanos, y hemos impregnado la historia del cambio político en España. Hemos muchas cosas grandes y muy bien: hicimos el mejor diagnóstico de los problemas de España y planteamos las mejores soluciones. Eso es impregnar la política y eso nadie nos lo puede arrebatar: hemos hecho la verdadera revolución”. Ahí queda eso. Todo escrito por los perdedores que se creen ganadores de la partida, y que pretenden desde sus distintos ángulos vender la película de modo que justifique sus acciones y silencios según sus intereses en cada momento.

El mismísimo Sosa Wagner llegó a escribir hace unos meses en su obra “Memorias europeas. Mi traición a UPyD”, que la dirección de UPyD «está compuesta por personas que bien poco o nade saben de las mil cuitas que se ventilan en parlamentos y administraciones. Es decir, una cáfila de legos se arroga unas atribuciones en cuyo ejercicio no es extraño que se despeñe por el barranco de lo grotesco«. Interesante que esto se escribiera en 2015, cuando ello ya había sido mil veces denunciado por muchos dentro de UPyD desde finales de 2009 sin que a Sosa le importase un pimiento. Claro que en aquel momento, el ya eurodiputado Sosa (cuya mayor hazaña en el Parlamento Europeo fue blandir un pepino ante las cámaras) decidió que era mejor ignorar por completo los argumentos de los críticos para salvaguardar sus aspiraciones políticas. Algo muy parecido se puede decir del mismísimo Ramón Marcos y del ahora critiquísimo Fernando Maura, incluso de Enrique Calvet, y no digamos de Irene Lozano y Toni Cantó (puestos a dedo por la lideresa que ahora critican), de múltiples figuras menores en cada región, ciudad y pueblo, y de tantos adeptos a la dirección de UPyD que antes defendían a capa y espada a Rosa Díez mientras el viento soplaba a su favor, traspasados ya muchos al ahora creciente C’s.

Pero no, la historia de UPyD no es la historia de una formación regeneradora e inmaculada, a la que la ciudadanía española no entendió por ir adelantada a su tiempo. No, la de UPyD es una historia de engaño y autoritarismo desde los mismos comienzos. Una historia en la que todos los críticos fueron expulsados e ignorados sin miramientos desde el mismísimo 2008 en adelante. Una historia de manipulación interna y actitudes dictatoriales desde el círculo de poder cercano a Rosa Díez, una historia interna en la que se puso a gente a dedo imponiendo el clientelismo más puro, se mandó callar a quienes habían sido elegidos si decían lo que a la dirección no interesaba, se ocultaron cuentas internas, se manipularon censos y se promovieron pucherazos, en la que se mintió a la ciudadanía y a los afiliados, y en la que una camarilla liderada por Rosa Díez y Gorriarán no buscaron más que poder absoluto dentro del partido de la falsa regeneración democrática.

Y no, UPyD no ha protagonizado ninguna revolución, ni ha cambiado nada realmente en la política española, ni ha cumplido ninguna labor mesiánica, ni ha abierto ningún camino de regeneración de nada, por mucho que todos estos prolíficos autores pretendan ahora en sus artículos mostrar una realidad paralela que les viene bien solo a ellos. UPyD ha herido a muchos que creían que un cambio en la política nacional era posible, a muchos que ansiaban ver su país renovado y a su clase política regenerada. Nada de ello se ha conseguido ni está en absoluto más cerca. Y ahora, cuando tantos políticos profesionales y tantos paniaguados empiezan a subirse a la nueva ola de C’s, los que hemos aprendido de la dolorosa experiencia de UPyD ya sabemos ciertamente que lo que se nos viene encima a los españoles es aún muy complejo en el ámbito político. Hemos abierto los ojos en esta nueva transición a la durísima realidad patria y ahora vemos lo que antes no queríamos creer.

En fin. Está claro que cada uno pretende ahora contarnos la película de modo que su papel sea de óscar. Pero, damas y señores cuentacuentos, acepten de una vez que no todos somos tontos y que ya nos sabemos su cuento chino. Ni Ramón Marcos, ni Andrés Herzog, ni David Ortega ni tantos de la antigua quinta de Rosa Díez han cambiado nada en la política española (nunca verdaderamente lo pretendieron), ni nuestra vida pública ha sido regenerada ni transformada. Los muchísimos que abandonamos UPyD año tras año, de 2008 en adelante, sabemos que queda mucho por hacer en nuestro país, no nos hacemos ilusiones. Pero esperamos que aquellos que más han hecho para dañar nuestras esperanzas de regeneración democrática en España no pretendan ahora seguir presentándose como los Mahatma Gandhi de nuestra maltratada política nacional. Su trola no ha cuajado: su negocio ha quebrado. Lo único bueno es que se les ha expulsado de las instituciones en un tiempo record. Váyanse con la música a otra parte, muchos de ustedes de vuelta a sus cargos en otras instancias públicas, donde seguirán a lo suyo. Pero dejen de contarnos cuentos chinos. Muchos lo agradeceremos.

Alvaro Ballesteros

José Carlos Rodríguez

Hola Plazaeme. Hoy visité el blog de Carlos M Gorriarán, y en su última entrada del 9 de este mes, titulada «Gracias» deja esta perla:

Luego nos revalidaron la confianza en el Primer Congreso de 2009, que ya fue conflictivo (por el interés del PP de Madrid de Granados en desarticularnos con varios topos ya entonces «renovadores»)

Posiblemente haya dicho algo parecido en alguna ocasión anterior, pero yo es la primera vez que escucho semejante cosa y alucino.

No sabía que era topo de Granados. Y sutil la alusión a «Renovadores de UPyD» de Irene Lozano

Mas adelante continúa:

En los comienzos de UPyD abundaban los voluntarios para las más variadas tareas. El altruismo general era admirable, y haberlo vivido es una de las mejores experiencias de mi vida. Pocos pretendían un trato especial, contra lo que enseguida se hizo corriente.

Supongo que no se referíria a José María, ni a Viejecita, ni a Maleni, ni Rodolfo, ni a Juan, ni a Iria,  ni a Lois, ni a tantos otros (la mayoría de los herejes)

Y sigue:

Más adelante, en la época de crecimiento y éxito, de vino y rosas que ellos no trabajaron pero reclaman como propias, entraron algunos que vieron en este partido en auge un instrumento para la satisfacción de sus ambiciones personales.

Quizá se refiere a tipos como Sanmartín, pero esos en el pecado llevan la penitencia, porque Granados ya no puede premiar su labor de topos.

Un abrazo: José Carlos Rodríguez Lorenzo

¡Hola, José Carlos!

Para mi ese ha sido siempre el gran misterio del Gorri. Que la gente se lo tome lo suficientemente en serio como para sorprenderse de sus cosas. Sí, tiene guasa que el responsable máximo de una organización que se ha caracterizado desde que nació por ser un terrible mal rollo entre gente claramente mejor que la media, vea la responsabilidad alegremente repartida por todo bicho viviente menos él. Porque aunque se trate se una mandada de «retorcida estulticia» y de «canallesca deslealtad», según sus propias palabras, ¡no deja de ser el rebaño de su pastor! O sea, la criatura del propio Gorri. Que si usamos su mismo lenguaje y expresividad, y juzgamos por su éxito, deberíamos de considerar un personaje de «insuperable imbecilidad».

Pero yo creo que nos hubiéramos ahorrado muchas sopresas y disgustos de haber interpretado al fenómeno de una forma funcional, en lugar de recibiendo sin más crítica la proyección de su auto-percepción. Claro que la presencia por medio del prestigio de Savater puede haber tenido no poca influencia. Porque normalmente cuando ves a un enano con complejo de gigante, no sueles albergar muchas esperanzas.

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Pero es lo que tienen los filósofos de tanto brillar. El resplandor ilumina mucho su propia figura, pero al mismo tiempo quita la luz al resto del cuadro. Y claro, te cuelan  un Napoleón de chichinabo como si fuera el portento político e intelectual del siglo. Y luego, a alucinar. ¡Qué remedio!

Pero no se puede negar la parte positiva. Fue una lección en toda regla. Aunque no precisamente la lección que creían estar dando los egregios profesores. ¡Qué digo, una lección! Todo un cargamento. La gran pena es que se trata de esas lecciones que no aprendemos nunca heredadas de la cultura, sino por experiencia. Y hay que repetirlas en cada generación. Por eso no nos deshacemos de los enanos perniciosos antes de que causen daño, como sería de rigor.

«¡Pobre España, descoyuntada entre los saqueadores y los mutiladores!…» Eso Dice Savater hoy en «El País», en su artículo «Caca«.

Yo desearía añadir algo, para intentar desentrañar cuáles son los factores y la causa de todo ello, sin que eso signifique centrar la responsabilidad en Savater, aunque alguna tiene:

Porque vemos una España descoyuntada por un sistema político agónico cuya putrefacción cultural y anquilosamiento estructural constituyen el método más efectivo de selección de los peores: los chorizos y señoritos de los aledaños y entretelas del PP; los ignorantes sectarios y oportunistas de la dirección del PSOE; los tarugos reaccionarios, anacrónicos y miopes del etnonacionalismo; los trileroleninistas de la dirección y palmeros de UPyD —¿Verdad, Savater?—; los profesionales de la protesta como palanca de poder de IU e ICV; y, ahora, la «caca» perrofláutica emergente de las alcantarillas del régimen.

¿Pues que se esperaban algunos de años de putrefacción consentida y apoyada en un «cul de sac» ebullente?

¡A ver cómo salimos ahora de este remolino de mierda, producto de élites culturales y políticas miopes y oportunistas! Tal revoltillo de estulticia produce estos efectos.

Octavio

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