Voy a aprovechar el comentario de mi saco de prejuicios favorito.

Hace poco oí en la radio que Trump hubiera perdido las elecciones si los negros se hubieran molestado en (apuntarse para) ir a votar aunque solo fuera en una pequeña fracción de lo que votaron en favor de Obama. A ver si en las próximas elecciones la indignación sirve para que se dignen a utilizar esa herramienta democrática llamada voto.

Se entiende que cree que un demócrata mejorará la vida de los negros. Voy a a hacer un argumento en dos pasos para ponerlo en duda.

El primer paso es un hilo de hoy en Twitter. Muy oportuno, pero tal vez le falta alguna perspectiva. Es sobre el vídeo de una negra que le monta el pollo a una blanca que da la tabarra con el <i>Black Lives Matter</i>. Con los argumentos conocidos del tipo de:

– Todos los días son asesinados chicos negros en Chigaco, ¿dónde está black Lives Matter en Chicago? ¡Vosotros sois los racistas!

– ¿Y tú de que vas, que haces aquí?

– Estoy aquí para protestar por la violencia. No va de negros. Yo soy negra y no estoy oprimida. Hago lo que quiero.

Gemma Goldie ve en Twitter un detalle que se nos ha escapado al resto. La negra del vídeo (negra como el betún) tiene un acento de inmigrante brutal. Probablemente de África.  Y dice Gemma que no se le puede asociar a los negros de EEUU; que no se puede asumir que tengan la misma cultura, ni de coña.

Al final de lo de Gemma se entiende que la crítica del vídeo no vale. Porque no es como los que padecen el problema … «sistémico», dice la blanca.

Se equivoca en que pueda ser hija de inmigrantes. Los hijos de inmigrantes no tienen acento de inmigrantes. Nunca. Ha pasado -al menos- la adolescencia en África. Es muy posible que tenga una idea muy distinta sobre la opresión; por ejemplo, que haya conocido una opresión de verdad. También puede ocurrir que su familia fuera opresora, y no oprimida. Pero su «he podido hacer lo que quería» parece salido del alma. Como de haber conocido un mundo donde no hubiera podido, y estar muy contenta en EEUU.

En el hilo, Gemma pone un ejemplo de esta diferenciación entre «negros nuevos» y «negros viejos», que al parecer hacen ellos mismos. Vaya, los «negros viejos». Del Atlanta Black Star:

Curioso:

Their demand? That university admissions devise a plan to actively increase the presence of underrepresented Black students on campus, who they define as those who have more than two generations in the U.S.

“The Black student population at Cornell disproportionately represents international or first-generation African or Caribbean students,” BSU wrote. “While these students have a right to flourish at Cornell, there is a lack of investment in Black students whose families were affected directly by the African holocaust in America.”

“Cornell must actively work to support students whose families have been impacted for generations by white supremacy and American fascism,” they added.

No se entiende si están queriendo corregir una injusticia retrospectivamente, como en compensar a los nietos por las putadas que sufrieron sus tatarabuelos; o si se trata de una igualdad oportunidades, como en compensarles por una tara que todavía llevan puesta. Digamos los efectos multi-seculares de una discriminación del pasado, tan del gusto de Marod y el Kindergarten.

El segundo paso es la teoría de Thomas Sowell sobre la situación actual de la población afro-americana. Que le parece una situación muy mala, pero no precisamente por el efecto multi-secular de la esclavitud de antaño, sino por el efecto de una política completamente contemporánea. Y compara la situación de los negros desde el fin de la esclavitud hasta los años 60 del siglo pasado, mejorando; con la que tienen desde entonces hasta aquí, empeorando. Y brutalmente. Él lo achaca a las políticas de «protección», y antirracistas, derivadas del welfare state (esto último, inevitable en Sowell).

De Townhall:

La inmigrante del vídeo parece convencida, con Sowell, de que la idea de empeñarte en sentirte oprimido no conduce a nada positivo.

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Y en ese sentido, su testimonio sí es completamente válido. El supremacismo blanco y el fascismo que haya actualmente en EEUU, ella y sus hijos lo sienten exactamente igual que cualquier otro negro. Digo sentir, en lo que se puede observar y medir; no en lo que lleves dentro, y te haga recrear la realidad al modo de una película lacrimógena. Y como no llevan puesta la tara, por venir de fuera, no sienten nada. Será que no hay.

Esto me recuerda a unos meses que pasé en Charlotte Amalie (St. Thomas – USVI). 76% de población negra. Por casualidades, me hice muy amigo de unos cubanos, negros, que vivían allí. Una trinca de varias familias. E iba con frecuencia al bar de uno de ellos, que me quedaba cerca. Y luego salía con la tropa, y a cenar sus casas y tal. Para mi, siendo cubanos, resultaban completamente cercanos. Trato inmediato y fácil; te «entiendes» automáticamente.  El asunto que viene al caso es que me contaban que alucinaban con la obsesión racial de los negratas locales (los «americanos»). Viven en tensión cuando hay blancos, me decían; están todo el rato fijándose, examinándolos, para decidir cuál de ellos es un puto racista y cuál no. Y a la que deciden que uno es racista, básicamente porque se lo sacan de la gorra, le putean lo que pueden. ¡Oye, que llevan un sinvivil; una gran fatiga!

Yo la verdad es que no lo notaba, pero no creo que se lo estuvieran inventando. Es que tú eres extranjero, alegaban, y no les importas. Sí vi fostias interraciales alguna vez. Una de ellas, muy espectacular, entre dos mujeres. Y la negra, ciertamente, gritaba: ¡racista, puta blanca! No habían cruzado palabra antes de enzarzarse.

¿Y si tuviera razón Morgan Freeman?

 

¡Qué cansados son los cuentos de buenos y malos! Y a menudo, qué peligrosos.

Pero somos muy muy buenos …

por-mi-grandisima-culpa

Añadido posterior, para la discusión.

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