UPyD ha muerto. Me refiero a la UPyD hereje y regeneradora, no al chiringuito de Rosa Díez y se me cae la baba Savater.

Hemos hecho lo posible por denunciar el timo. Probablemente insuficiente, pero en todo caso más de lo que se podía razonablemente esperar. Un pena que el último esfuerzo que quedaba, el entierro propiamente dicho -mañana, no tenga trazas de alcanzar la altura a la que los herejes nos habían acostumbrado. Poco puedo protestar, ya que ni siquiera voy a poder ir.

Hemos aprendido muchas cosas. Serán en parte diferentes para todos; pero para mi, la primera, a no poner a nadie por encima del resto. Y digo la primera porque pocas veces habrá un caso tan claro de esa vieja lección. Por dos motivos. Porque es difícil el caso de unos héroes que hayan merecido menos la autoridad que se les ha concedido, y porque lo pequeño del grupo daba tal proximidad a esos héroes que resulta mucho más difícil disculpar la ceguera demostrada. Pero ese es un fallo humano; demasiado humano. Sería como reñir a la mujer chuleada por el marido, o al marido cuya mujer se la pega.

Me interesa más el trasunto general. Como los intereses particulares pueden sobre los generales, y como los consensos de los que saben no valen una mierda. Permitirme una digresión ejemplo. Hace algunos siglos adquirí una gastritis crónica, muy incómoda. Y no tenía la menor duda de como había sido, porque me llegó con un cocinero nuevo de un barco -un fantástico autor de las mejores paellas marineras del mundo. Y porque en los barcos que había estado antes, el artista también había repartido generosamente la misma gastritis. Y en ninguno de los casos se podía alegar más alcohol o tabaco, stress o mala vida, o cualquiera de los otras cosas a las que entonces le echaban los médicos la culpa. No fui al médico, claro; ¿para qué? ¿Para saber que me tenía que forrar a antiácidos? Pere eso no necesito matasanos.

Pero empezaron a aparecer, muy gota a gota, noticias sobre dos médicos australianos que aseguraban que la gastritis y la úlcera eran cosa de una bacteria. Y que no había más que acabar con el bicho por el procedimiento habitual (antibióticos). Estoy hablando de una época en que internet estaba restringida a algunas universidades. Entonces sí que hice lo que se suele, preguntar a los que saben. En este caso médicos. Y solo recogí carcajadas. Hay un consenso, me dijeron, y sabemos de sobra que la gastritis viene de la mala vida. Esa chorrada de la bacteria es cosa de cuatro gatos lunáticos.

Y sin embargo, el argumento bacteria era muy convincente. Sobre todo con mi experiencia del origen paella del mal. Me di cuenta que podía probar por mi mismo. La idea obvia era que si se trataba de verdad de una bacteria, debería de notarse la diferencia al tomar un antibiótico que le afectara. La cuestión era acertar.

Por no alargar el cuento, y vista la cerrazón de los médicos (los que saben), acudí a mi veterinario. La prueba fue un éxito, y poco después, con la ayuda de compañeros del vete, de la Universidad de Córdoba -que contactaron directamente por email con los médicos australianos, me curé definitivamente. A mi, y a unos cuantos amigos. Todo esto ocurrió unos diez años antes de que la medicina quisiera darse cuenta por fin de que la gastritis y la úlcera se curan con un maldito antibiótico. Y preferiblemente con un veterinario.

En realidad es muy sencillo. Los anti ácidos eran por aquella época la principal fuente de ingresos de las empresas farmacéuticas, que a su vez son las principales paganas de las revistas y los congresos médicos. ¿Qué coño quieres que pensaran los médicos?

Pues lo mismo, pero mismo, mismo, pasa con muchas otras cosas. Por ejemplo con el «cambio climático». Y con el sistema financiero. Y, más modestamente, con UPyD. Tienes unos tíos arriba, en el pedestal, que son los bueyes que tiran del carro. Los que «saben», los «héroes», los artistas de la pista. Pero … ellos tienen sus propios intereses. Y con esos bueyes aramos. No hay más. Salvo que algunas pocas veces, la internet les puede hacer la puñeta.

¿Hay mejora? Ni idea. Pero si la hubiera, para mi pasa por olvidarse de buscar al salvador, y pasa por rehacer la democracia de abajo a arriba. Y ahora creo que la gran lucha, el último bastión en realidad, va a ser el control de internet. Los abusones necesitan controlar la internet. Es imposible engañar a todo el mundo mucho tiempo con una internet descontrolada, así que esa va a ser el próximo paso de los abusones. Abusones son todos los que mandan, más todos los que quieren llegar a mandar, mientras el sistema lo permita. Y cada vez lo permite más.

¿La versión moderna de la lucha de clases? No, no me voy a meter en la vieja discusión. Me quedo con Maquiavelo:

«Yo digo que quienes condenan los tumultos entre los nobles y la plebe atacan lo que fue la causa principal de la libertad de Roma, y que se fijan más en los ruidos y gritos que nacían de esos tumultos que en los buenos efectos que produjeron. En toda República hay dos espíritus contrapuestos, el de los grandes y el del pueblo, y todas las leyes que se hacen en pro de la libertad nacen de la desunión de ambos…

¿Aceptamos abusones y pringados como animal de compañía?

Me temo que ha salido una entrada multitemática. Así que todo el mundo a conformarse, o a joderse.