Estoy un poco anonadado. Acabo de ver el comunicado [–>] de la familía de Uría a la «sociedad vasca».

Con todo el respeto a su dolor, y a su denuncia de ETA, y no siendo momento de lanzar coces, es imposible dejar de señalar la enfermedad del nacionalismo vasco. Aunque sea hablando bajito.

Tras recordar que Inaxio Uría era «una buena persona, un hombre normal, humilde y trabajador» que trabajó desde niño junto a sus hermanos para sacar adelante la empresa constructora que fundó su padre, ponen de relieve que «amaba a Euskalerria» y «se sentía vasco y nacionalista».

«Pero al parecer eso no le era suficiente para poder vivir en libertad en su tierra»

Era bueno, normal, humilde, y trabajador. Amaba Euskalherria y se sentía vasco y nacionalista. Luego no se puede comprender su asesinato.

Pues yo diría que es lo contrario. Que acaban de establecer, con toda precision, el silogismo de la disculpa para su asesinato. Basta con que cualquiera, con pistola, entienda que no poseía alguna de esas virtudes en el grado necesario.

Hasta que no comprendamos que se debería poder ser malo, anormal y vago, y odiar Euskalherria e importarte una higa ser vasco, y además no ser nacionalista, sin que por ello te maten, y luchemos para que eso no pase, seguirá pasando. O eso, o quedar al albur de la opinión de los pistoleros sobre las cualidades de cada cual. No hay más.

Pero pensar que deberías estar a salvo porque las opiniones de los pistoleros deberían coincidir con las tuyas … ¡uuuf!