Imagina que en el gobierno de Europa hay un comisario de «Acción por el Clima», porque en 2010 se desgajó esa función del comisariado de «Medio Ambiente». E imagina que para tal función nombran a una señora estupenda, tan aparente como cualquier muñeca de Zapatero, pero con la ventaja añadida de no llevar puesta una sonrisa permanente de oreja a oreja. Y que no tiene pinta de dedicarse al cariño universal. Por ejemplo la danesa Connie Hedegaard, a la que vemos en esta foto sacada de Wikipedia.

Que Connie nunca se haya dedicado a algo que le prepare para enteder el clima, o para entender los efectos sobre la industria y la economía de las posibles políticas del clima, no es mayor problema que la falta de currículum de Bibiana, Pajina, o Pepiño, para ejercer sus ministerios.  De hecho ha cursado estudios de literatura e historia, y profesionalmente se ha dedicado al periodismo, lo que probablemente ya le da un barniz superior al que exhiben los ejemplos citados.

Y si tenemos una comisaria de «Acción sobre el Clima», sin la menor preparación para el asunto, ¿qué resultará? La primera apuesta es que tendremos sobre la mesa dos conclusiones preconcebidas que ya no se van a discutir ni a pensar: 1) que hace falta «actuar» sobre el clima, y 2) que se puede «actuar» sobre el clima. Y del detalle de que la cartera es de reciente creación, sacamos la conclusión de que hace falta actuar más de lo que veníamos actuando. Y entonces, ¡tachán! …

En resumen, que nuestra informada Connie ha conseguido que Europa decida cortar sus emisiones de CO2 un 25% para 2020, en vez de un 20% como estaba pensado hasta ahora. Que eso vaya a tener un efecto medible sobre el clima es algo que nadie puede asegurar. Incluso los que creen en ese cuento te dirán que en el mejor de los casos resultará en una pequeña fracción de grado centígrado. Pero el efecto de eso sobre la economía europea, vía encarecimiento de la energía (o sea, todo), es perfectamente predecible: mucho.

Mientras tanto, nos enteramos que los alegres alarmistas que escriben los informes del IPCC sí eliminaron los emails que les reclamaban legalmente, sobre cómo fue el proceso de elaboración del informe de 2007. Es de suponer que Hedegaard ignora y seguirá ignorando este extremo, a pesar de que toda la justificación que tiene para la política que ha emprendido es, precisamente, ese informe cuya forma de elaboración ocultan sus autores, por si acaso. Lo cuentan en estos dos enlaces:

Sólo tengo una muy remota idea de cómo es el proceso de elección de una Connie Hedegaard para el cargo, y de la relación que eso tiene con la voluntad y preferencias de los electores europeos. Pero sí sé lo que no pasa en Europa. Por ejemplo, que un diputado que has elegido tú directamente, con primarias y votación final uninominal, escucha antes de decidir a los que hacen la ciencia del clima, y se entera de lo que hay en discusión y en juego. Y que ese parlamento del que tú has elegido uno de los diputados directamente, puede pararle los pies a un ejecutivo como el de Connie, si piensa que va contra los intereses de sus electores. Se llama democracia, y lo explican aquí:

¿Y tú que piensas, elector europeo? Básicamente nada, porque para lo que importa … Pero en todo caso cada vez tienes más dudas de que el cuento del clima tenga alguna sustancia. Así lo dicen las encuestas. Y en algunos lugares se hacen debates serios, de los que tampoco se entera nuestra informada Connie. Ella sólo sabe que tiene que «actuar sobre el clima», dado que eso es lo que indica el nombre de su departamento. Y lo hace, ¡que coño!

Por ejemplo,