Ya estamos con la misma canción, y por tercer invierno consecutivo. LLegan grandes nevadas, y la gente se pregunta que qué pasa con el «calentamiento global». Y los alarmistas dale que te pego a explicar la diferencia entre clima y fenómeno meteorológico, y entre temperatura regional y global.

Lo malo es que nos cuentan eso ahora, con Europa cubierta de nieve, pero antes de que llegura la nieve, nos decían que no iba a llegar.  Por lo que sea, el metepatas oficial, o al menos el más notable, siempre es el Met Office británico. Será por la manía que tienen los british de hablar del tiempo que hace.

Se suponía que el Met Office había dejado de hacer pronósticos a medio plazo, vistas las coladuras de los dos últimos años, pronosticando inviernos suaves. Pero al parecer no se pueden contener, y también este año han estado largando, aunque de una manera menos oficial:

También fueron británicos (del CUR) los que djeron en 2000 que los pobres niños de ahora apenas iban a conocer la nieve, reducidos a verla casi exclusivamente en reportajes del pasado. Y no solo en 2000; este mismo año seguían insistiendo:

The Met Office assured them “the effect of climate change is to gradually but steadily reduce the probability of severe winters in the UK [–>].

Pues para estarse reduciendo las probabilidades, llevamos tres años consecutivos de pegolete. Hay anécdotas con gracia. Uno de los centros de climatología más calentólogos que hay en el mundo es el Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto del Cambio Climático (Potsdam-Institut für Klimafolgenforschung -PIK).  La casa de dos de los investigadores más alarmistas que hay, Schellnhuber y Rahmstorf, de gran creatividad en gimnasia estadítica, y empeñados en que el nivel del mar está subiendo de forma alarmantemente acelerada. Pero Potsdam también tiene otra característica. La estación meteorológica sin cambios más antigua del continente. El Säkularstation Potsdam-Telegrafenberg. Debe estar justo enfrente del Instituto, y acaba de medir la mayor cantidad de nieve para la primera mitad de diciembre desde que se inauguró en 1893. ¡Un récord de nieve de 117 años! [–>]

Sí, anécdotas; pero anécdotas que llevan a la gente a mosquearse. Nada menos que el alcalde de Londres, refiriéndose a Piers Corbyn [–>], un meteorólogo y astrofísico mega escéptico del «calentamiento global»:

I have not a clue whether his methods are sound or not. But when so many of his forecasts seem to come true, and when he seems to be so consistently ahead of the Met Office, I feel I want to know more.

Resulta que en el Reino Unido, siguiendo las predicciones del Met Office, la mayor parte de los alcaldes no habían previsto estas grandes nevadas, y les han pillado sin sal para las calzadas. Menos, aparentemente, Londres, cuyo alcalde es capaz de pensar por sí mismo, y venía advirtiendo que el escéptico Corbyn acertaba mucho más que el alarmista Met Office. Por eso la capital sí tenía sal.

Todos aceptamos que un año de grandes nevadas en Europa no desmienten la tesis del IPCC. Pero si te dicen en 2000 que esas nevadas son cosa del pasado, y tienes tres años seguidos diez años después, y batiendo récords seculares, solo queda pensar que no saben tanto como creen que saben. Y que en consecuencia merecen el caso … que merecen.