Sigue apasionante la discusión científica con la que os suelo castigar. Y son dos asuntos, no uno. El problema científico de cómo se produce (principalmente) el viento, y el uso de la blogosfera por parte de la dra. Anastassia Makarieva. Y este segundo aspecto está directamente relacionado con otra cosa que hemos estado siguiendo desde hace casi tres años: el efecto de la blogosfera en la discusión del cambio climático.

Voy a empezar con el segundo. Unos rusos tienen un planteamiento científico que choca con la visión convencional. ¿Cómo se crea el viento? Publican su tesis en revistas de física, pero los meteorólogos no se enteran, o no hacen caso. Y ellos piensan, por razones evidentes, que la meteorología es la más interesada en el asunto. Quieren que su tesis se discuta ampliamente, para que si resulta cierta se le haga caso, y si no, poder descartarla.

Aquí entra Makarieva. Ha visto que en la discusión del cambio climático han surgido algunos blogs de gran nivel de discusión científica, donde se han resuelto problemas que en la literatura «oficial» no se habían podido solucionar. Por ejemplo:

  • La mala calidad del trabajo de Steig sobre un supuesto calentamiento de la Antártida.
  • El «Hockey Stick» de Mann, que no vale una boñiga.
  • La trampa horrorosa del «hide the decline»
  • Que al margen de la calidad de los datos mismos, el tratamiento estadístico de los registros de temperatura no están cambiando el resultado. Vaya, que en este caso no hay trampa.
  • Que el uso de la literatura científica por parte del IPCC es un cachondeo, como diría Pacheco.

Hay más ejemplos, pero valga con estos. El caso es que Makarieva tuvo la brillante idea, y el gran valor, de llevarse la discusión a los blogs de Jeff Id [The Air Vent –>] y de Judy Curry [Climate, etc –>]. Y luego, motu proprio, Lucia [The Blackboard –>] entró en el asunto. La discusión de verdad, profunda, muy profunda, ha sido en The Air Vent y en The Blackboard.

Me juego lo que sea a que no ha habido un trabajo de meteorología que haya tenido una revisión más profunda que este en la literatura «peer reviewed«. Porque no se ha tratado de tres revisores anónimos dando su particular opinión, y si acaso pidiendo al autor que mejore esto o aquello. No, ha sido un debate a calzón quitado entre muchos más, cada uno con su mentalidad y perspectiva distinta. Un montón de gente muy cualificada revisando cada detalle hasta el último resquicio. Y un montón de horas cada uno, incluyendo el detalle de traerse gráficos fabricados por ellos mismos. Y, ya de paso, revisando la literatura científica anterior, en lo que pudiera servir. Y haciendo «experimentos mentales», o proponiendo experimentos reales. Por no mencionar que es en abierto, ante el público, y que el que dice tonterías se lleva un capón. Realmente acojonante.

Jeff Id y Lucia (y también Judy) han marcado un estilo de uso de los blogs para la discusión técnica. Hay que reconocer que probablemnete influidos y siguiendo los pasos de Setve McIntyre [Climate Audit –>], pero yendo más allá. Por ejemplo, con dos cojones, y sin moderación previa. Y con mucha pèrsonalidad; no es un tecnicismo frío, sino un tecnicismo «de autor».

Y Makarieva lo ha visto, y le ha dado la máxima utilidad posible. Con toda la generosidad y disposición (a debatir) que el caso merecía. Para mi, es la blogosfera en su máxima expresión. Los cuatro merecen un pedestal en el libro de historia de esta herramienta que se va creando. Más mérito, casi, Makarieva, que lo ha conseguido sin tener blog propio.

También creo que puedo sacar unas conclusiones, que no siempre resultan obvias:

  1. Hay todas las disculpas y razones del mundo para sentirse obligado a establecer una moderación previa en un blog. Pero el blog que consiga evitarlo, tiene un gran ventaja. (De la censura, borrar comentarios, etc, ni hablemos)
  2. Un blog de debate no es su autor (y un blog de no debate tiene el interés que tiene: normalmente ninguno). La personalidad del autor puede ser importante, y desde luego tiene que poner entradas que induzcan a la participación. Pero lo más importante es el nicho que se crea: sus comentaristas. El verdadero arte está en atraerlos, y en equilibrarlos. Y en quitarse a los plastas de encima, idealmente sin censura. Uno o dos plastas se pueden aguantar; muchos más, se cargan el invento.
  3. El «estilo» de un blog, mucho más que el estilo de las entradas, es el estilo de la conversación.
  4. Creo que el éxito de un blog se podría medir en función de que los lectores lean a los comentaristas. Por ejemplo, no me parece un fracaso que el lector mire solo por encima la entrada del autor, y vaya con más interés a buscar entre los comentarios y discusiones. Es como más se aprende, y ¿qué más se puede pedir que aprender?
  5. Hay blogs más de pensar, y blogs más de informar. (También hay mezclas). En los dos casos los comentaristas son vitales. En un caso por lo que piensan, o preguntan, o «chinchan; y en el otro por lo que traen de información.
  6. A menudo es más válido (más útil) alguien que comenta con calidad en un par de blogs ajenos, que si se monta su propio blog.

Just my two cents.

Y la parte de la conclusión del problema del viento, mañana.