¿Y qué hacer?

Bubo lo tiene claro:

Yo sigo pensando en que lo mejor sería capitalizar políticamente el hastío, es decir capitalizar la abstención que es ahí donde se refleja el hartazgo.

La postura no me es ajena, puesto que es mi postura natural: no votar. Especialmente cuando vivo fuera del alcance político de la Bestia. Con la Bestia encima, no queda otra que votar; sería como vivir bajo el franquismo y no ir a las manis ni hacer nada.

Pero, aunque no votar consuele mucho, no se puede capitalizar. ¿Se puede cosechar más no-voto que el que cosechó el nuevo Estatuto de Cataluña? ¡Pues ya ves lo agobiados que están!

No, yo no escarmiento ni con UPyD, ni con Carlos M.G., ni con el trampolín de la muerte. Si algo es necesario, y no existe, hay que inventarlo. Pero antes de ponerse a inventar, hay que mirar si acaso no existe algo suficientemente parecido que se pueda adaptar. Y yo creo que existe. En un campo muy distinto, pero precisamente el campo que primero ha sabido sacarle partido a la novedad que supone internet, porque está en el lugar privilegiado para ello. El software. Concretamente el software libre, abierto, o como le quieras llamar.

Al principio nadie pensó que el software era algo que se pudiera vender. Solo había ordenadores (inmensos) en algunos departamentos de los gobiernos y universidades, y se hacían su propio software para cubrir sus necesidades. Pero con la popularización de la informática, -a las empresas primero y a las personas después, hubo espabilados que vieron la jugada y se pusieron a patentar y a vender el software. Y llegó Bill Gates, y haciendo más trampas que los estatutos de UPyD, creó un inmenso imperio.

Por supuesto que los viejos hackers de Unix seguían haciéndose sus propias cosas, sin contemplar la posibilidad de usar ni siquiera la versión pirata de lo que producen Micro$oft y los demás. Pero eso es una minoría minúscula, la frontera tecnológica, inalcanzable para el común del personal.

Sin embargo, entre aquellos hackers , había algunos con visión política / social. Se dieron cuenta de que la popularización del software patentado (propietario) lo que conseguía era nada menos que el secuestro de nuestros datos por parte de negociantes particulares. Y la creación de un mercado monopolístico cuyo objetivo era crear y guiar tu necesidad, en lugar de simplemente darte lo que necesitas. Así que en vez de hacerse para sí mismos lo que necesitaban, y quedarse tranquilos, ampliaron su objetivo. Y empezaron a hacer lo que necesitaban los demás. Por amor al arte. Por las ganas de hacerlo. Y sí, también por el prestigio que eso les da, que no es manco. Y lo que salió es lo más parecido que puede haber a una definición de “el software de la gente para la gente”.

No hablo de ninguna broma. Hablo de proyectos colectivos de gente que no gana dinero con ello, -miles de personas repartidas por mundo, compitiendo con éxito en muchos nichos / productos con la empresa má grandes y capitalizada del mundo: Microsot misma.

Si miras por dentro esos proyectos, verás que son una especie de democracia muy mejorada. Todo el mundo cuenta, pero cuenta en la medida de lo que pone encima de la mesa en forma de logros o de prestigio. Y no solo son sistemas controlados, sino que transcurren en abierto; sin secretos. Por ejemplo, Una tropa muy especializada estará dedicándose a solucionar un problema muy concreto de un área específica, pero la comunicación que tienen entre ellos es accesible a los demás. Y la decisión final de cual de la solciones es la preferible, corresponde a un grupo mucho más amplio. Y al final, las grandes estrategias “políticas” de hacia donde se encamina el proyecto, las votan entre todos. Votan las decisiones, en vez de a unos héroes encargados de tomarlas.

¿Se entiende la diferencia? ¿Se entiende que puede concebirse un sistema participativo que no sea ni “asambleario”, ni una merienda de negros a la Gorriarán? ¿Es imaginable, o por lo menos soñable, un partido político de la gente para la gente?

Yo pienso seguir soñando.

Y ahora viene Rosa Díez a joder el invento, y saca el argumento de que un partido no es un fin, sino un medio. Sí, vale, Rosa, querida amiga.

rose-roseEn eso estamos de acuerdo. También estamos de acuerdo en que es un medio para «dar la voz a la gente». En lo que no estamos de acuerdo es en como averiguamos lo que quiere la gente. Tú pareces saberlo de antemano, por un procedimiento que se me escapa. Inteligencia sin duda, que te alabo. Yo, escéptico y torpe, prefiero colaborar a que puedan montarse el sistema oportuno para hacer llegar su propia voz y su opinión a la cosa pública.

Aunque hay demasiadas voces, y a menudo contrarias, sí hay un cantar que está por todas partes, y que no tiene voz:

Derriben de una vez la maldita partitocracia, y quiten las sucias manos de los políticos de todas aquellos sitios de los que se puedan quitar.

Imagina. Uno de tus objetivos, que comparto, es acabar con la locura de las lenguas en España. ¿Te has dado cuenta de que sin partitocracia no podría haber ningún problema con las lenguas? Y no te imaginas lo que da para avanzar en ese sentido. No por falta de inteligencia -que te sobra, sino porque nunca te has puesto a ello. Se puede empezar a intentar de muchas formas. Incluso desde dentro de los partidos que existen. Pero desde UPyD será especialmente difícil, porque el Chiriguito Búlgaro que estáis montando permite la inaudita costumbre de expulsar a aquellos afiliados que se pongan a pensar por su cuenta desde una web montada por ellos mismos, si no coinciden con el criterio de la dirección.. Y porque en vez de intentar que en la medida de lo posible los políticos no sean una casta aparte, sino gente normal que ocasionalmente circula por la política -turnandose, lo que persigue es lo contrario. Más de lo mismo. El poder concentrado en unos pocos, en vez de intentar ver las oportunidades de la participación distribuida.

Mañana, y espero que sea el último día de la serie, intentaré ponerte unos ejemplos de cosas que sí podríais hacer y no queréis ni imaginar, y de otras cosas que jamás deberíais de haber hecho, y al parecer pretendéis seguir haciendo. Estas últimas, me temo que van con el apoyo de documentación que me acaban de hacer llegar.

Lecturas recomendadas:

La serie “Chiringuito Búlgaro”:

  1. UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (I) El congreso búlgaro.
  2. UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (II) El control del afiliado.
  3. UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (III) El descontrol del aparato.
  4. UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (IV) La confianza en los héroes.
  5. UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (V) Seguir soñando.
  6. UPyD: el chiringuito búlgaro de Rosa Díez (y VI) Ejemplos, ejemplos.
  7. UPyD: El chiringuito búlgaro de Rosa Díez (adenda) ¿Y qué hacer?